08. GIROS (Ángel Saiz Mora)
Logré rescatarle de las tinieblas con una frase: “Hazlo por mí, Germán”, pero solo en parte. Ni psicólogos, ni medicinas, ni yo, pudimos erradicar del todo su sentimiento de culpa. Nada le hubiera gustado más que dar marcha atrás al reloj y no haber utilizado el coche ese día, conducir algo más despacio, o menos distraído. El motorista que voló unos metros estaba vivo, pero no supimos el alcance de sus lesiones. Nuestra compañía aseguradora dijo que no era usual, ni aconsejable, que conociésemos esos detalles de la otra parte afectada en el siniestro.
El procedimiento penal por imprudencia, con un juicio demorado en exceso, hacía que mi compañero de vida no olvidase su brusco volantazo, carcomido por la ansiedad de ignorar el estado de aquel joven que quedó inconsciente.
En un viaje que organicé como terapia entablamos amistad con una agradable pareja. Él nos contó que había perdido su empleo tras sufrir un accidente de tráfico, aunque pronto pudo encontrar otro mejor remunerado y más interesante. Ella, la fisioterapeuta que le había ayudado a recuperarse, se convirtió en su mujer.
Desde hoy, unos meses después de la revelación, mi marido es el padrino de su pequeño, Germán.


Has sabido darle la vuelta a algo que podría haber convertido a nuestros protagonistas masculinos en rehenes de por vida. Enhorabuena, Ángel. Abrazo y suerte.
Con tanta actualidad negativa y preocupante, un final con giro feliz en una historia inventada, no cambia la realidad, pero puede que suavice un poco, durante un minutillo al menos, tanta aspereza
Muchas gracias, Sergio.
Un abrazo
Al final va a ser verdad que las vidas son circulares, y que muchas veces, en un punto, o en varios -esto es más difícil- coinciden.
Gran relato, Ángel, muy bien relatada la serendipia!!
Un abrazo, campeón!!
No podemos descartar esos giros vitales. No hay nada peor que lo que queda incompleto y produce ansiedad.
Mil gracias y otro abrazo para ti ¡campeón!
Ángel, me gusta mucho cómo das la vuelta a una historia dramática para transformar un accidente de tráfico en una oportunidad de encontrar el amor y un trabajo mejor.
La vida a veces torna las cosas malas en buenas.
Un abrazo y suerte.
A menudo nos preocupamos en exceso, y es cierto que a veces, lo que sentimos como dificultades, pueden ser, en realidad, oportunidades.
Muchas gracias, Rosalía
Un abrazo
Muy buena historia marcada por la serendipia, esa casualidad que es mucho más prolífica de lo que, habitualmente, conocemos o sospechamos.
Suerte y dos abrazacos, ya sabes.
Hay tantas casualidades que hacen pensar si serán simple azar, parte de una especie de plan prefijado, o que nosotros mismos laspropiciamos de manera inconsciente.
Muchas gracias, Isi.
Ahí van otros dos abrazacos
Qué manera más estupenda de cerrar el círculo. Mucha suerte, Ángel, un abrazo.
Los círculos no siempre se cierran cono nos gustaría, pero en ocasiones hay sorpresas gratas, de las que, curiosamente hablamos menos, comparado con la energía que gastamos en quejarnos.
Muchas gracias y un abrazo, Ana
Yo que ya me estaba temiendo lo peor, tal como iba la historia, te agradezco infinito esa vuelta de tuerca que ha convertido el accidente que podía haber sido fatal en una nueva y mejor vida para sus protagonistas, aunque alguno de ellos haya tenido que sufrir una temporada. Lo importante es que todo termina bien y una puede respirar aliviada.
Gracias por ese rayo de optimismo en esta mañana soleada y un fuerte abrazo, Ángel.
Una dificultad superada a veces trae consigo un camino nuevo y, por qué no, esperanzador.
Me alegra que te guste, Ana María. Muchas gracias por leer y comentar.
Otro abrazo grande para ti
Qué bueno, querido Ángel que, tras una desgracia, el destino nos compense con una alegría mayor. Muy hermoso tu micro, como siempre. Enhorabuena y un besazo, guapo.
Te demos a magnificar lo negativo, pero es muy cierto que igual que todo se oscurece, la luz también sale, aunque sea por otro lugar inesperado.
Muchas gracias, Puri.
Un abrazo
Estupenda historia Angel. Todos salen ganando. Has imaginado una generosa serendipia que despliega su magia y resuelve la historia felizmente.
Un saludo
Ya sabemos que, por desgracia, la vida no suele ser tan idílica, pero por qué no imaginarlo, bastantes finales desdichados contemplamos.
Muchas gracias, Gema
Un abrazo
Me encanta tu relato Ángel. La historia que cuentas y cómo la cuentas. Enhorabuena.
Me alegra que te guste, Fernando.
Muchas gracias y un abrazo
Ángel, y resulta que estas «casualidades» ocurren en la vida real. Cuentas una historia que bien pudiera ser real.
Nos alegramos de que el motorista accidentado pudiera recuperarse y que le fuese bien en la vida, pero lo que más me gusta es como nos transmites ese «suspiro» de alivio que debió de sentir Germán al descubrir que su descuido no había sido tan grave. No nos olvidemos del que causa un daño involuntario, una culpa que le quedará ya de por vida.
Buen relato.
Un abrazo, Ángel
La culpa de quien ha infringido un daño, por mucho que se repita que fie involuntario, un accidente, ha de ser algo difícil de sobrellevar y, como bien dices, para siempre.
Gracias por leer y comentar, Pilar.
Un abrazo
Es una historia realmente bonita. Me ha gustado mucho cómo está contado el relato y la forma en que lo resuelves (dan ganas de atropellar a alguien, aunque solo sea para hacerle un favor).
Mucha suerte, Ángel
La vida a veces da estos giros tan curiosos, y tiene esos contrastes. Pero mejor no atropellar, aunque me has sacado una sonrisa.
Muchas gracias y un abrazo, Antonio
Las vueltas que da la vida, y las que le damos nosotros (esos sentimientos de culpa que nos fustigan son terribles, por más terapias que busquemos)
Y entre tantas y tantas como da, de las vueltas malas a veces en alguna revuelta surge algo bueno. Y una nueva vida con otra oportunidad.
Mucha suerte Ángel ♣
Acabamos aprendiendo que todo es pasajero, y la vida movimiento constante. Siempre hay rendijas de esperanza a las que agarrarse, aún en la peor adversidad.
Muchas gracias, Esperanza
Un abrazo
Este giro inesperado, este casual reencuentro tras el traumático accidente se ha convertido en una oportunidad para perdonar y perdonarse. Como dice el dicho: “ No hay mal que por bien no venga “. Mucha suerte con esta propuesta tan humana . Una abrazo, Ángel 🤗
Hay ocasiones en las que las dificultades se convierten en oportunidades. En esta pequeña historia, tras el trauma inicial, todos han aprendido y, de alguna manera, son mejores. La literatura puede tener un lado amable.
Gracias por leer y comentar, María José.
Un abrazo
Ni ella suponía que su intento de ayuda iba a dar tan buen resultado, ni él hubiera podido imaginar nunca tan buen desenlace para su triste situación. El sentimiento de culpa ya es, por sí solo, bastante doloroso como para añadirle, además, el desgaste que provocan la demora y la incertidumbre. Me encanta cómo has tratado el tema, Ángel, dejándonos un relato cuya lectura resulta muy gratificante. Mucha suerte con él y un abrazo.
La facultad de perdonar es una enorme virtud, que descarga de rencores a quien la practica, al tiempo que alivia de renordimientos a quien produjo la afrenta, aunque fuese de forma involuntaria. El hecho de que, tras la mala experiencia, el camino personal, paradójicamente, se haya allanado, ayuda y mucho a dar la vuelta a una situación desagradable.
Mil gracias, Enrique.
Otro abrazo para ti
Han pasado nueve años, Ángel. Y continúas teniendo esa magia tan especial en tus palabras. Te mando mucha suerte y un fuerte abrazo.
Qué alegría volver a leerte. Muchas gracias por tus palabras, Izaskun. Que sigamos leyéndonos mucho tiempo.
Un abrazo
Una serendipia vital, en el sentido más amplio de la palabra. Empieza con casi muerte y acaba con nacimiento. Mejor imposible. Deja muy buen sabor.
Una casualidad que no solo cambia en positivo una situación adversa, sino que además varía a mejor varias vidas.
Me alegra que te guste, Edita.
Muchas gracias y un abrazo
Un giro de vida sin duda aplastante para la víctima, pero sobre todo para el conductor arrepentido, terminó uniéndolos en vida, a través del padrinazgo del pequeño, que recibe el nombre de uno de los involucrados en el accidente, precisamente el conductor… Algo que empezó siendo terrible, los termina uniendo de maneras que seguramente ninguno de ellos esperaba… Una serendipia redonda, como sólo vos podías escribirla… No me queda más que felicitarte, Ángel querido, por este micro de perfecta arquitectura…
Un beso y suerte para vos,
Mariángeles
Ante una realidad tan sórdida en muchos ámbitos, una historia en la que lo mejor de las personas (perdón, sentimientos, empatía) se combina y fructifica, aunque se trate de ficción, podría y debería ser noticia.
Mil gracias y un abrazo, Aurora
Desde luego que es una casualidad totalmente inesperada y fortuita, y bien agradable, le ayuda a pasar de las tinieblas a la claridad. Me ha gustado mucho el relato, así como todos los comentarios y respuestas que me parecen extraordinariamente enriquecedores, gracias, Ángel.
¡Abrazo!
Ya sabes que el que alguien lea tus letras produce satisfacción, que aún es mayor si a ello se añade un comentario. Agradezco mucho tu visita y tus palabras.
Un abrazo, Aurora
Nadie diría que tras semejante tragedia las heridas abiertas en ambas partes, unas físicas y otras psicológigas, acabarían cerrándose tan positivamente. La vida a veces nos da sorpresas y, no sabemos cómo, encontramos la solución dentro la adversidad. Un certero ejemplo de serendipia tu micro. Suerte y un abrazo, Ángel.
A veces tiene que ocurrir un gran, inesperado y no buscado tropiezo, para que todo cambie, y en ocasiones para bien. Después nos quedamoa con la duda de si fue azar o un destino predeterminado
Muchas gracias y un abrazo, Juana
Hola, Ángel.
Hay una frase, creo que es cubana, que dice que «lo que pasa conviene», yo añado: «no siempre». Es verdad que existen carambolas como las que nos relatas, e incluso más difíciles, ya sabemos eso de que la realidad puede ser más increíble que la ficción, pero no hay que hacer una máxima de ello. Puede que sí o puede que no, ese el misterio del azar.
Tú siempre lo cuentas con maestría, querido tocayo. Un cálido abrazo.
Totalmente de acuerdo. La vida sonríe, o lo emponzoña todo, es caprichosa y voluble, sin reglas fijas. En medio estamos nosotros,que nos bandeamos como podemos.
Muchas gracias, gran tocayo.
Ahí va otro abrazo, grande también.
A menudo, no somos conscientes de cómo podemos influir en la vida de los demás, y viceversa. Es increíble lo limitados que somos como individuo y lo extraordinariamente ilimitados como colectivo.
Una historia contada con una deliciosa sencillez y con una humanidad impregnada por la propia esencia del autor.
Ángel, de nuevo, ha sido un placer leer un relato tuyo.
Un abrazo.
Edtá claro que juntos somos más fuertes, y las posibilidades de prosperar en todos los sentidos se multiplican.
El placer es leerte a ti, Antonio.
Agradezco mucho tus palabras.
Un abrazo
Bravo, Ángel. Qué manera de hilar la historia, de llevarnos del drama y la desolación de un instante de tanto impacto como el accidente con la moto a ese final con esperanza. Buen giro, como el propio título avanza.
Un abrazo
Hay serendipias que son parte del hilo rojo del destino. Lo mejor de todo es que un cabo de ese hilo puede ser dramático y el otro infunde motivos para la esperanza. bello microrrelato, con título que nos anticipa un final feliz. Mucha suerte, querido Ángel.