29. COMO EN LA LUNA (Rafa Olivares)
Renqueaba el XVII cuando Isaac añadió a su inmarcesible curiosidad la fascinación por las palmeras. Su estilizada y elegante figura, la perfecta geometría y armonía de sus palmas o el sabor exótico de sus diferentes frutos despertaron en su ánimo una viva atracción. Tal vez por eso quiso cultivar algún ejemplar en el pequeño jardín de su casa en Woolsthorpe, Lincolnshire, pero ni la tierra ni el clima de la vieja Albión lo permitieron. Ninguna de las semillas que enterró llegó nunca a germinar. Resignado, Isaac se conformó con un modesto y vulgar manzano, a cuya sombra rumiaba una tarde su frustración cuando uno de sus frutos se desprendió golpeándole la cabeza. Cabe hoy colegir que gracias a esos ochenta gramos desde metro y medio de altura, en vez de los dos kilos de un coco desde veinte metros, no estamos viviendo ahora sin gravedad. Como en la Luna.


Si alguien no hace un descubrimiento, puede que lo haga otro, o puede que no. Vivir sin gravedad tiene que ser algo ligero, pero también poco operativo.
Divertido y bien pensado, Rafa
Un abrazo y suerte
Hasta que algo no se descubre es como si no existiera, así que gracias a Newton tenemos los pies en el suelo. ¿O no?
Gracias, Ángel, por tus siempre amables comentarios.
¡Ole! Pues no te creas, a mí me molaría vivir en gravedad cero. La vida sería mucho menos pesada.
Un abrazo y suerte.
(Todavía esto pensando en los dos kilos del coco y los veinte metros. Tremenda contusión electroencefálica).
Sin esa gravedad y la otra, la que afecta a la salud, creo que viviríamos mejor.
Gracias, Rosalía. Un beso.
ja ja ja. Hay que ver qué peligrosas pueden ser las manzanas: por una manzana, no vivimos en el paraíso; por culpa de otra, no levitamos felices, una manzana podrida la que puede armar…
Y la de Robin Hood, y la de la bruja de la Bella Durmiente. Con cocos todo sería distinto.
Gracias, Edita, un abrazo fuerte.
¡Rafa! Ingenioso y original. Tu marca de la casa. Me alegra leerte por aquí y te deseo mucha suerte. Muy buen relato.
¡Qué alegría, Izaskun, volver a saber de ti letras mediante! Muchas gracias por tus bondadosos deseos.
Besos.
Qué bueno y qué gracioso es tu micro, querido Rafa. Y cuan cierta tu reflexión final. Cómo las casualidades (gravedad, radio, penicilina, asepsia, etc.) hacen avanzar la ciencia en tantas ocasiones. Enhorabuena y un abrazo, guapo.
Lástima, con la última palabra de tu comentario ha perdido credibilidad todo lo escrito con anterioridad. 🙂
Gracias, Puri, abrazo fuerte.
Gravedad quizá no, pero lo del coco habría sido grave, de eso no cabe la menor duda, Rafa.
Un relato bien llevado hasta el hilarante final. Un abrazo y suerte.