78. Elixir de juventud (Blanca Oteiza)
Mientras yo me consumía encerrado en el laboratorio buscando un bálsamo que hiciera desaparecer las canas de mi cabellera, no comprendía cómo mi mujer cada día estaba más joven. Ese brillo en sus ojos y esa piel tersa y suave sin la menor arruga. Cuanto más tiempo pasaba, más me ofuscaba en la pócima mágica que devolviera el color de la juventud a mis cabellos.
Una tarde, abrí por casualidad el armario donde mi esposa guarda su arsenal de belleza y lo encontré lleno de los botecitos desechados de mi experimento.


Mira tu, lo que no vale para una cosa vale para otra. Jajajaja. Un poco atrevida la mujer al tomarse un bálsamo sin saber sus efectos. Una serendipia por los pelos y nunca mejor dicho . El pobre marido se queda con sus canas.
Un relato con humor.
Un saludo
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Muchas gracias Gema por tu comentario. Me alegro que te haya gustado el relato.
Un abrazo
La mujer hizo de conejillo de Indias sin que él lo supiera, por suerte, con buen resultado. Además ha averiguado que su bálsamo es efectivo en el caso del género femenino, en la mitad de la población al menos.
Una historia muy simpática, Blanca
Un abrazo y suerte
Muchas gracias Ángel por tus palabras.
Me alegro que te haya gustado y lo encuentres simpático el relato.
Un abrazo
Vaya, a ella me hizo efecto, pero creo que también puede influir la actitud ante la vida.
Esa obsesión del científico no parece nada saludable.
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosalía por comentar.
Desde luego que las obsesiones nunca son buenas.
Un abrazo
Qué bueno, me has arrancado una carcajada. Muy buen relato.