79 ¿Afortunado?
En mala hora me ofrecí a llevar a Joaquín: el navegador ha elegido un camino alternativo. ¡Malditos atajos! Será mejor volver atrás porque esta carretera se estrecha por momentos. Vaya por Dios. Mi teléfono, sin batería, y el de mi amigo, sin cobertura. Perdidos en medio del monte y ahora el motor empieza con ruiditos sospechosos. “Pup, puup, puuuufffff”. ¡Mierda! Nos tocará andar un buen trecho para llamar a una grúa. ¿Hacia la derecha o hacia la izquierda? Llegamos a un Club Paraíso con su colorido cartel. Nada más entrar, los ojos se me van al escenario donde una bailarina, ligerita de ropa, menea su trasero con una cadencia hipnotizante. Me embelesa la melena ondulada cayendo sobre su espalda, la cintura de avispa, su vaivén con la música, esos muslos descomunales adornados con tatuajes de lunas… No me puedo creer que en una noche tan desastrosa acabe teniendo ante mí a la mujer de mi vida para cambiar mi futuro. ¿Qué coño hace aquí Estrella? La verdad, me siento liberado, últimamente nuestra convivencia se ha convertido en un infierno. Pues con el móvil de Joaquín le saco una foto y me ahorraré una pasta en el divorcio.

