Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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22. «Nighthawks»

Estoy en el museo y me permito girar sin posar la mirada en ningún sitio en particular, hasta que algo capta poderosamente mi anhelo. Se trata de los característicos postes de contención con su cordón rojo de terciopelo. Siempre me pasa lo mismo. Lo único que me hace vibrar es lo prohibido, lo inaccesible.

Cuando nadie mira, traspaso el umbral.

Si la retrospectiva de Hopper es interesante, entrar en “Los Noctámbulos” por la parte de atrás no tiene parangón.

Aquí la calle, en absoluto vacía, está llena de ruido, de paseantes, de curiosos. La perspectiva del bar se me hace extraña, pero los personajes charlan y se sacuden nerviosos, preparándose para posar. Hay un barullo constante. Alguien maquilla a la mujer y un muchacho alcanza un cigarrillo de atrezo a su acompañante. Éste lo mira con asco, mientras hace un gesto amargo ocultando con gran esfuerzo las toses y convulsiones provocadas por la dura enfermedad. El camarero grita a unos niños que sólo quieren mirar para llenarse de la magia del tiempo. Esos granujas, procurando no ser vistos, meten algo viscoso en el bolsillo del hombre solitario. Mientras tanto, un gato mea agazapado con una dignidad pasmosa.

Llueve.

1 Response

  1. Ángel Saiz Mora

    Si algo hay más fascinante que observar un cuadro, con todos sus detalles y contexto, es introducirse en él, más si cabe en una obra conocida, de cotidiano costumbrismo. Ahora se comprende la utilidad de esos cordones, que no estánpor seguridad, sino porque todo el mundo no podría introducirse en ese mundo sin alterarlo, solo una persona especial, cuidadosa y observadora.
    Un relato que podríamos calificar de contemplativo desde otra perspectiva aunaue también tiene acción y atrevimiento.
    Un abrazo y suerte, Susana

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