DEMONIO CONOCIDO
Mi hijo llevaba una vida particular, como lo fue su muerte. Me llegaron barbaridades de lo ocurrido. Algo horrible con un gato. Supongo que eso hizo que me llamara la atención ver uno cerca de su tumba el día del entierro.
Me siento responsable de esa vida que mi hijo eligió. No fui el mejor padre. Con su muerte reciente y la mía próxima reflexiono mucho sobre ello. Puede que esto tenga algo que ver con lo que me está pasando.
El gato del cementerio empezó a rondar mi casa. Reconocí enseguida su rostro inusual. El blanco y el negro lo dividen exactamente por la mitad y sus ojos son inquietantes. Está en los huesos, pero se le ve fuerte. Empecé a dejarle comida que rechazaba. Parece fiel al instinto de matar para seguir vivo. Tampoco yo aceptaba sus obsequios ensangrentados. A pesar del miedo cedí al impulso de acogerlo.
A veces le sorprendo observándome mientras se relame con parsimonia. Es perturbador, aunque me despierta ternura. Su primer día en casa destrozó con saña la foto de Halston. Estaré loco, pero sé lo que siento, por eso doy gracias… no sé si al cielo o al infierno.

