33.Cuéntame un cuento (Lorenzo Rubio)
Érase una vez un centenar de héroes que desafiaron la miseria. Vivían en la más absoluta nada; sin porvenir, sin trabajo, sin dinero, pero con mucha hambre. Subsistían mendigando por las calles de un reino repleto de poca generosidad esperando una llamada de libertad.
Bienaventurados los indigentes que fueron llamados para evadirse de la penuria. Unos acudieron solos, otros con sus compañeros de pobreza y los hubo con toda su familia a cuestas. No todos ellos pudieron pagar el precio de la libertad. La mayoría necesitó robar y hacer uso de las pocas fuerzas que poseían para reunir el coste de una plaza en el cayuco que les brindaría una oportunidad de supervivencia.
A los pocos días, unos cien humanos partieron a bordo de una endeble embarcación enfrentándose a sus propias vidas. A solo veinte kilómetros estaba fijada la salvación, pero una terrible tormenta los sorprendió durante la travesía, convirtiéndola en una auténtica odisea. Mujeres con niños en brazos, adolescentes y decenas de varones perecieron en el intento.
Las autoridades del paraíso atisbaron la patera. Quince sobrevivieron, catorce adultos y un bebé. Los internaron en un centro carcelario hasta que fueron deportados. Todos menos uno, cariño, a quien llamé Ulises.
Hola Juan Pérez, qué alegría verte de nuevo por estos lares, aunque en esta vez la fiesta es un poco más triste.
Pero alegrémosnos que ya tengo mariposas en el estómago pensando en que pronto seguro nos volverás a regalar uno de tus relatos en los que tanto aprendo.
Y en cuanto a la fiesta de febrero, qué bien lo pasamos con la absenta!!! No la cerraré, quedará abierta, pese a que debimos hacer mucho ruido, pues nos vetaron los comentarios jajaja.
Lo dicho pongo el ojo avizor por si aparecen noticias tuyas.
Hola, Loren.
Un cuento que me sabe demasiado real.
Me ha encantado la ejecución y ese final me ha llenado de esperanza. Será que me gustan los finales felices y, aunque este no lo es completo, sí me ha gustado conocer a Ulises y que pudiera llegar a ese paraíso.
Genial, Loren, es precioso.
Un abrazo muy grande y enhorabuena.
Buenas noches, Towanda. En primer lugar, gracias por tu fidelidad y rapidez en comentar. Y decirte que me ha encantado leer tu comentario… Ay qué que cada día son más difíciles los finales felices; como dices para el resto no fue muy feliz, pero para Ulises parece que sí, dentro de lo que cabe. Lo mismo que le he dicho a Juan arriba, me quedo a la espera de leer tu tormenta de marzo.
Hola Lorenzo. Me gusta mucho cómo nos pones en situación. Me parece otro acierto el vocabulario y alabo ese afilado adjetivo que esgrimes con tanto tino. Luego viene la historia, lo que cuenta y de qué manera señala adonde nos llevas. A mi me ha gustado. Te deseo mucha suerte y me quedo con ese acento que pones sobre los más desfavorecidos y sus ganas de salir adelante. Un abrazo.
Gracias por tu comentario, Juan Antonio. Este mes nos llevamos el premio a las setsirt sairotsih. Un abrazo!
Lorenzo, has reflejado una tremenda y angustiosa realidad, unos, como tú bien dices, héroes, y otros se aprovechan de este anhelo por lograr una vida mejor. Ulises personifica la esperanza. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Gracias Salvador por tu buen análisis del relato y me alegro de que te haya gustado. Un abrazo!
Y ojalá fuera sólo eso un cuento. Y ojalá todos los cuentos tuvieran un final feliz de Ulises.
Muy bonito , aunque triste.
Hola Isabel, gracias por tu visita y tu comentario. Tienes razón que no solo es un cuento, pues, refleja una realidad diaria, triste y difícil de solucionar. Pero como vais destacando, quería darle importancia a Ulises y dejar latente que mientras haya personas como el narrador hay esperanza.
Has escogido un tema desgraciadamente de plena actualidad, pero has sabido pintarle una pequeña luz que reconforta al lector. La luz de Ulises. Me ha gustado mucho esa aproximación a la realidad que se vive cerca de nuestras fronteras.
La luz de Ulises, qué bonito. Gracias por tus alumbradoras palabras Paloma.
Una bonita forma de explicarle a Ulises su procedencia.
Suerte, Lorenzo.
Vaya Inés, qué comentario más acertado, en todo el centro de la diana. ¡¡Gracias!!
Buena interpretación, Ana. Me gusta tu palabra compuesta cuento-realidad, era lo que buscaba.
Lorenzo, optimismo y realidad de la mano dan buenos resultados en tu historia. Suerte y saludos
Me alegro de que el resultado te haya parecido bueno. Ahí seguimos navegando en busca del aprendizaje. Gracias por tu visita Calamanda.
Este cuento si que está basado en hechos reales, que por cierto superan la ficción.
Es cierto que vivimos en el paraíso, no hay mas que ver como festejan ellos cuando llegan a tierra.
En el final abres una puerta, con ese bebé, seguro que hay un futuro para él.
Buen y comprometido relato.
Saludos
Pues sí, Asun, la verdad es que, a veces, pensamos que vivimos en el averno por pequeños detalles y solo hay que asomarse a esas celebraciones que se marcan para valorar mejor lo que tenemos.
Realidad contundente con un toque de ficción necesario para que no me quede la amargura de unas vivencias que se me antojan trágicas.
Me ha gustado. Un abrazo de Laura.
Gracias, Laura por tu comentario. Y me alegro de que te haya gustado con eso ya doy por bueno haberlo escrito. Un abrazo.
Produce asco leer y ver en los noticiarios sobre las personas que mueren intentando entrar ilegalmente a cualquier país en busca de la vida que se le ha negado en su lugar de origen. Muchos de esos países, a los que intentan entrar, contribuyen al estado de miseria de los que arriesgan sus vidas buscando paliar su situación. Buen relato, trata un tema de actualidad, bien narrado.
Saludos Lorenzo D.
Gracias por tu comentario y secundo lo dicho. Ojalá hubiera muchos Ulises perennes y no solo esos que se adoptan en verano.
Nunca acabaremos de explicarnos que haya infiernos y paraísos en el mismo planeta, pegados los unos a los otros, quizá porque los que podríamos hacer algo para remediarlo estamos en el mejor de los mundos, sólo las noticias, de vez en cuando, nos sobrecogen un poco el corazón, pero se nos pasa rápido. Me encanta que en tu relato se haya indultado al pequeño Ulises, a quien el mar respetó, probablemente, por su legendario nombre de navegante.
Buen relato. Un saludo
Buen alegato a favor de los mas desfavorecidos Ángel. Sí, el destino que le esperaba era llamarse Ulises, pues ni el verdadero Odiseo sufrió tanto por los mares. Gracias por tu visita.
Hola, viendo tu relato de plena actualidad nos pones en alerta, se nos cruzan mil historias reales que vamos conociendo. Realmente bien tratado el tema, me gusta mucho.
Un niño que lleva una gran historia detrás y a medida que se va haciendo mayor le irán haciendo entender.
Un saludo
Rosa
En el clavo has dado Rosa. Es mejor ir contándole poco a poco su historia, que después el golpe de mayor puede ser duro. Gracias por tu visita y comentario, un abrazo.
Como bien dices Lorenzo, triste historia con ese punto de esperanza para Ulises. Yo que tengo unas gemelas adoptadas se de que te hablo y seguro que ellas me han enriquecido más a mi, que al contrario.
Esta semana, una historia horrorosa, de familias españolas que han perdido a sus niños asignados, por el hijo de putin que veta la posibilidad de que sus huérfanos caigan en manos homo. Mientras siguen creciendo en centros semicarcelarios.
Un abrazo
Vaya tremenda también la historia con la que cierras tu comentario y felicísima y admirable la tuya personal y qué bonito lo que te hacen sentir tus queridas gemelas!! Un hurra por los valientes como Epífisis!!! Ojalá haya más humanos como tú. Gracias por tu visita y comentario.
Lorenzo, un cuento muy amargo, aunque éste con un final feliz. Pero la realidad es que este gota a gota no se acaba, por el contrario se agudiza, la población crece en esos países y no dan solución al hambre existente. Es una vergüenza que todo esto esté pasando y que tanta comida vaya a los vertederos. En fin Lorenzo, ójala se movieran las conciencias.
Me ha gustado mucho.
Un saludo y mucha suerte
Gracias, María Elena, por tu comentario. Buena idea has dado hambre por el mundo y los contenedores nocturnos llenos de comida que no interesa rescatar porque los beneficios se mantienen si se pudre en esos contenedores. Y cuánta gente estamos viendo por las calles rebuscando entre la basura. La verdad que da miedito cómo se está poniendo el mundo. Comparto tu deseo sobre las conciencias. ¡¡Abrazos!!
Me encanta tu esperanzador final. Me imagino que Ulises será ffeliz en un mundo tan diferente al de sus desaparecidos padres biológicos…al menos su madre nueva le cuenta cuentos. Muy bonito todo el cuento, suerte
Pues sí un mundo muy diferente al que han vivido sus verdaderos padres le espera a Ulises. Gracias por tu comentario.
Cuánto desearía no tener que leer este tipo de historias, aunque magistralmente narrada. Buen final, por lo menos has salvado a uno.
Un abrazo Lorenzo, ¡suerte!.
Mira que es triste la historia y el tono de tu comentario, pero al igual que el relato con final ¿feliz?, me ha hecho gracia tu comentario de que, al menos, he salvado a uno. Pues sí, la verdad que el balance es demoledor de cien humanos, 85 fallecidos y 14 deportados. Gracias, Rosy, una vez más por pasarte por aquí y te mando un abrazo.
Un relato muy bien logrado. Aunque el faro solo iluminó a uno.
Abrazos.
Gracias, María, por tu comentario. Esperemos que en la realidad el faro nunca deje de iluminar. Un abrazo.
La peor de las tormentas : El azote del hambre.
Me ha impresionado
Qué intenso comentario. Gracias por tus palabras, María Jesús.
Cruda historia la que relatas, cruda y tristemente real y actual.
Mientras queden al otro lado, gente sin escrúpulos, seguirán existiendo estas historias.
Saludos.
Gracias por tu lectura y comentario. Y muy acertada tu valoración. Un abrazo, Virtudes.
Este es un cuento de verdad, en todos los sentidos. Es la realidad basada en un cuento real. Muy bueno.
Gracias, Edita, esa era la idea crear un cuento de la realidad que envolverá a Ulises durante su vida. Un abrazo.
Con qué sensibilidad has tratado un tema tan triste y tan duro, dejando al menos una puerta abierta a la esperanza con Ulises. Me ha encantado, Lorenzo.
Un fuerte abrazo
Muchas gracias, Izaskun, me alegro de que te haya gustado la historia. Otro abrazo para ti.
Qué triste realidad la que da forma a tu relato. Hoy el tema está más vivo que nunca. ¿Hasta dónde las fronteras son necesarias?
mucha suerte, amigo
Sí, la verdad que cuando lo escribí ya estaban sucediendo cosas, pero que centraría tanto las noticias no me lo esperaba. Es triste sí y feliz la cara de ellos cuando traspasan las fronteras.
Ojalá más gente supiera ponerse en su piel, meterse en sus circunstancias…es un tema que me llena de dolor. El pequeño Ulises tuvo suerte. me ha gustado, Lorenzo. Suerte y un abrazo.
Gracias por tu sentido comentario, Eva.
Qué duro es tu relato, tanto porque es real como la vida. Menos mal que dejas una puerta abierta. Un abrazo.
Sí qué pena que hoy en día la puerta es tan pequeña como la de Alicia en el país de las maravillas. Gracias por tu comentario, Ana.
Me parece sobresaliente la elección del narrador, el «cuenta-cuentos» adoptivo de este Ulíses que consiguió llegar a su Ítaca. Es el broche final que lo explica todo.
Suerte. Un abrazo
Gracias por tu excelente lectura y comentario, Anna.
Menuda Odisea, Lorenzo. Me gusta la forma en que nos narras este cuento tan triste. Cómo nos sacude por dentro, haciéndonos ver una dura realidad. Un beso
Gracias por tu comentario, Concha; eso buscaba.
Hoy narras una situación que por desgracia es habitual, cada vez más. Lo que lo hace distinto es ese final, hasta ese momento no se descubre que el narrador está presente, y el bebé se salvo. Piensa en el dinero que desde Bruselas dan para la formación de parados y lo roban los empresarios y los sindicatos. Solo ayudando al desarrollo de esos países de acabaría con los cayucos, pero claro, el dinero no llega, nunca. Dura tormenta has traído.
Ximens, tormenta de dolor y de esperanzas. Gracias una vez más por tus análisis tan acertados y tu crítica social. Un abrazo.