39. Bajo la tormenta
Ella apretó su dedo y se quedó dormida, él pasó toda la noche con los ojos abiertos, se le oprimía el pecho cuando imaginaba su vida sin ella, no podía salir de la jaula de sus pensamientos y ella no podía franquerla, la puerta estaba cerrada.
Él se imaginó libre sin los miedos que lo ataban. Ella se imaginó caminando junto a él. Él sintió que tropezaba. Ella siguió caminando. Él no pudo levantarse. Ella sintió que debía dejarlo ir, “camina a tu paso” le dijo, yo te espero en la estación.Él se sintió temeroso pero se levantó. Ella ya no estaba. Él sintió temor, en cada paso el miedo se hacía más intenso. Ella pensó que él no llegaba, él pensó lo mismo. Ella miró el horizonte con ojos de agua. Él se abandonó. Ella nunca lo perdonó.
Me gusta mucho cómo has explicado la historia. Desde el comienzo hasta como acaba. Me recuerda la metáfora del caminante. Mucha suerte.
Incluso con amor real, qué difícil es muchas veces igualar los ritmos y sentires de dos personas que se quieren. Por mucho que se insista, uno termina descolgado o harto de esperar.
Me ha gustado mucho.
A veces por mucho que se quiera ir al mismo ritmo, en el mismo sentido, las cosas no son lo que parecen. Esas contraposiciones le dan un toque muy especial al relato, en mi opinión.
Un saludo
Rosa
se siente el desencuentro, la desilusión, la tristeza, la desesperación y la desesperanza. Todo eso es la tormenta que estaba mucho antes de que ellos quisieran hacer algo. Besos de agua y abrazos de viento.
Valeria, una fresca tu ella, le deja tirado y se va a la estación y encima no le perdona. Me gustó.
Un beso
Buena descripción de un amor atormentado
Ágil, muy ameno, esa alternancia del punto de vista le da un carácter especial a tu micro. Me gusta.
Suerte y saludos,