77. «Mañana donde siempre» (Algoncac)
Elisa, oteando la alfombra de nubes moradas desde la ventanilla del avión, se dijo: “¡Qué buen viaje ha sido!”.
Sí. Volver a Venecia, quince años después de la luna de miel, había sido una maravillosa idea. Ricardo le acababa de decir lo mismo, pero con una palabra más decorativa. Tuviste una idea portentosa. Luego la besó, bostezó varias veces y se durmió enseguida, hundiéndose en el asiento. Al día siguiente, él tenía que volar otra vez, a un nuevo congreso de oncología. No importaba: había conseguido recuperarlo. Cuando nadie daba un céntimo por un matrimonio que hacía aguas.
Era hermoso sobrevolar la tormenta nocturna. Los flashes de los relámpagos, fríos como peces, le recordaron la noche anterior, los fuegos artificiales que habían contemplado desde una góndola, abrazados. ¿Cómo habrían salido esas fotos? Desoyendo el aviso de megafonía ―“Señores pasajeros, vamos a atravesar un área de turbulencias. Por favor, permanezcan sentados y asegúrense de que su cinturón de seguridad está abrochado”―, del bolsillo interior de la americana le tomó furtivamente el móvil, que vibró en sus manos con la llegada del último whatsapp. Justo en el Puente de los Suspiros.
Alfonso, qué ocurre con ese mensaje; nos dejas las puertas abiertas para descubrirlo. Buen ritmo y descripciones. Suerte y saludos
El título, Calamanda, el título… jajaja. Un abrazo.
Alfonso, los whatsapps van a romper muchas relaciones. Me ha gustado. Abrazos.
«Elisa, la ilusa»: suena bien. A lo mejor la llamaban así en el instituto. La verdad es que estaba en las nubes, nunca mejor dicho. Muchas gracias por tus amables palabras, Ana U. Abrazos.
No lo sé, Salvador. Pero, desde luego, aquí cambiará el curso de la relación, porque el whatsapp la despertó a la dura realidad (aunque en realidad no sabemos cómo reaccionó Elisa, quién sabe…). Me alegro mucho de que te haya gustado. Muchas gracias y un abrazo.
Un amigo mio descubrió la infidelidad de su novia a un mes de casarse gracias a las facturas del teléfono. Historia más de ciencia que de ficción, la tuya. Te deseo mucha suerte 🙂
Vaya historia la de tu amigo, menos mal que controlaba las facturas! Muchas gracias, Juan Antonio.
Pobre Elisa, la tormenta la llevará por dentro. Buen relato, muy bien narrado. Un beso
Pues sí. La tormenta exterior la estaba sobrevolando, me imagino que con una sonrisa. Incluso era una hermosa tormenta, vista desde arriba. Pero la interior, esa que creía haber superado, le estalló en las manos al leer el inesperado mensaje. Le toca a cada lector imaginar la reacción de Elisa y completar el relato.
Muchas gracias por tus elogios, Concha. Un abrazo.
Esos watssapp siempre tan inoportunos,a veces nos solucionan la vida y otras como en el caso de tu micro la complican.
Me gustó mucho.
Un abrazo
Como dice el título, el inoportuno whatsapp puso a cada uno “donde siempre”: él, con la amante; y ella, traicionada. El final-final que lo ponga cada uno.
Me alegra enormemente que te haya gustado, Puri. Muchas gracias y otro gran abrazo para ti.