Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP83. A ¿CASA?, de Esperanza Tirado Jiménez

Volvemos a casa, le informaron sus padres con gran entusiasmo.

Durante dos semanas la actividad fue frenética en el complejo de bungalows playeros que la familia regentaba.

Papeleo, maletas, órdenes, consejos y reuniones de última hora con sus socios locales, reservas de avión,… Mil preparativos en los que él no tomó parte. Tan solo llenó un macuto con algunos de sus ‘tesoros’. No sabía qué llevarse. Su casa estaba allí, en los bungalows. La playa enfrente, el mar azul, el sol dorado, el pueblito de casas bajas multicolores,… Allí había vivido hasta su adolescencia y allí era feliz.

Pero aquella estancia era temporal. Sus padres deseaban volver a su país, a su ciudad, a casa. Ese país, esa ciudad, a él le resultaban algo extraño, oscuro, lejano. Más lejano que los casi 10.000 kilómetros que tenía el ancho océano que separaban su isla, -su casa-, de su nuevo destino.

Llegó el día. Una lágrima rodó por su mejilla al alejarse de la playa y de su vida. En el avión sintió mariposas, de mareo y de tristeza infinita. Su madre le abrazó, intentando consolarle. No había consuelo posible. Presentía que cuando aterrizaran nada sería como en su isla.

4 Responses

  1. Esperanza, en tu relato he visto que para que haya una vuelta, antes tuvo que haber una marcha. y el muchacho que se va de su playa, algún día seguramente protagonizará otra vuelta.
    Bueno un poco de lío, pero me ha gustado la reflexión.
    Besos

    1. Hola. Tienes razón. No mencioné el viaje de ida del chico. Se supone que sus primeros años vivió con sus padres en el lugar a donde ahora van a volver todos. Pero esos primeros recuerdos infantiles se borraron. Tal vez en el futuro vuelva a su paraíso playero, sí. A ver lo que se encuentra entonces…. Gracias por comentar.

  2. Supongo que estas historias de desarraigo son cada vez más frecuentes a nuestro alrededor. Entre los inmigrantes que llegaron a España y ahora se ven obligados a regresar a sus países y los españoles que están teniendo que emigrar a otros, seguro que más de un niño se encontrará en la situación que narras. A todos ellos, y también al niño de tu relato, les deseo lo mejor en su nueva vida. Besos.

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