CUANDO FALTAN LAS PALABRAS

Quinn había oído hablar anteriormente de casos Como el de Peter Stillman. En los tiempos de su otra vida, poco después de que naciera su propio hijo, había hecho la reseña de un libro sobre el niño salvaje de Aveyron y por entonces había investigado algo el tema. Por lo que podía recordar, el primer relato de un experimento semejante aparecía en los escritos de Herodoto: el faraón egipcio Psamtik aisló a dos niños en el siglo VII antes de Cristo y ordenó al criado que estaba a cargo de ellos que nunca pronunciara una palabra en su presencia. Según Herodoto, un cronista notoriamente poco fiable, los niños aprendieron a hablar; la primera palabra que dijeron fue la palabra con que los frigios designaban al pan. En la Edad Media el santo emperador romano Federico II repitió el experimento, confiando en descubrir, mediante la utilización de métodos similares, el verdadero «lenguaje natural» del hombre. Pero los niños murieron antes de haber dicho una palabra. Finalmente, en lo que sin duda era un fraude, a principios del siglo XVI el rey de Escocia, Jacobo IV, afirmó que unos niños escoceses aislados de la misma manera acabaron hablando «muy buen hebreo>>

Paul Auster. LA CIUDAD DE CRISTAL

LA PALABRA es una herramienta para la vida. Por encima de hacer de ella un arte existe una funcionalidad básica de comunicación que puede favorecer la vida o condenarte al ostracismo más cruel. El texto de Paul Auster, estraido de su novela La Ciudad de Cristal,  juega con varias anédotas legendarias que sirven de ejemplo de esto último, experimentos de incomunicación con niños en busca de la esencia de esa necesidad de comunicación que, en casos, acaba con la misma muerte. El tema musical de Amaral es más doméstico, mucho más cercano, aunque siempre incómodo y doloroso de la búsqueda de las palabras exactas para expresar algo importante y encontrar que el oyente, te conoce tan bien que apenas te queda margen de error. Esta versión de Cómo hablar tiene el  “regalo” añadido de contar con la participación, siempre genial, de Antonio Vega en un periodo en el que su voz se apagaba.