SEP53. LA JUGARRETA, de Sandra Monteverde Ghuisolfi
Despertó como de una borrachera, tirado en la acera. Se incorporó dolorido y maltrecho y desde lo profundo de su mente surgió un mensaje de alerta: ¡Debo volver! No tenía idea de adonde ni porqué, pero se vio andando con rumbo incierto, únicamente guiado por su inconsciente. Una farola parpadeó iluminando un rincón por unos instantes y el sitio le resultó familiar. Apresuró el paso. Dobló la esquina. A pocas calles vislumbró una vivienda ardiendo. Instintivamente y con el pecho oprimido, comenzó a correr. El calor le golpeó la cara y reconoció SU casa. El impacto lo hizo reaccionar y presa del pánico tuvo que admitir que su cerebro le había jugado una mala pasada. Se vio a sí mismo corriendo. Recordó la caída, el golpe en la cabeza y que no estaba volviendo, sino huyendo despavoridamente para salvar su vida. ¡Bang! El disparo le perforó la frente.
me impacto tu relato como el disparo en su frente…
ritmo rápido como los flash back…