DL10. LOS SANTOS INOCENTES
Finalmente, tras diez eternos minutos esperándola, un aroma a jazmín, su favorito, empapa la estancia. Galante, se quita el sombrero, ella ríe cuando lo encaja a la primera en el perchero.
Después del apasionado encuentro, pasea la ciudad embelesado. Su olor, su boca, muerden su cerebro.
De vuelta en casa, su esposa toma el té con unas amigas. Con sigilo se dirige a la biblioteca, pero le ve pasar y sale a su encuentro. Pregunta por su sombrero, sorprendido descubre que no lo lleva puesto.
De nuevo con sus selectas invitadas… “Vaya con Leo, pronto empieza ¡a destocarse sin percatarse! Al son de cucharillas de plata, las risas y bisbiseos se entremezclan en un ritual tan antiguo, como antiquísima es la valiosa porcelana donde se sirve.
Recostado en la cheslong con Madame Bovary, oye unos pasos, repentinamente unos dedos zalameros agitan su pelo, unos labios susurrantes queman su oído…
“Pero ¡qué sorpresa!, esta es tu mansión y ella tu mujercita… que parece haber echado de menos algo que yo tengo, mañana te espero… aunque esta vez, la casa invita”.
Rápidamente la dama vuelve a la sala, donde seguirá mojando genuinas danesas en un delicioso té de jazmín, su preferido.
Doble juego para estos «culpables» con sorpresa final
Muy bien ambientado con el salón de té de fondo, sí señor/a.
Ambiente y atmósfera lograda y agilidad en la narración. Lenguaje muy apropiado al tema.Me gusta mucho el final. Abrazo.
Ambiente confortable en tu historia JM. Se huele el té
Calamanda, Susana, Antonia, Maria Jesús, muchas gracias por vuestros comentarios… que no están nada mal para ser un micro que ha pasado sin pena ni gloria… jeje
Un abrazo