SEP38. FILOSOFÍAS PARA SEPTIEMBRES, de Miguel Jiménez Salvador
De nuevo aquí, de nuevo ahora.
Mis relojes comienzan su lenta procesión de retrasos, unos segundos cada día, armónicos, sincronizando mi cuerpo a una realidad, hoy un autobús que se marcha, demasiado pronto. Demasiado pronto para hacer tardes.
Mientras: me busco en los bolsillos, doblo erguidas esquinas, camino en círculos, presiento la crecida de las noches, un silencio pardo va conquistando el parque por el norte,… En el otro extremo, el jardinero resiste, parapetado tras los setos, mojando a los transeúntes, musitando después una disculpa de niño travieso.
Nunca es tarde para las puertas abiertas.
No me voy cariño, ni a por tabaco ni a por nada; me vuelvo, conmigo,… Me llevo, como alforja, un buen viaje, iniciático, en toda la boca.
¿Un viaje hacia uno mismo? Qué difícil filosofar en septiembre con la depresión postvacacional.
Buen micro. Besos, Miguel.
Je je, a la fuerza ahorcan.
Gracias Raquel.
Un beso en la piel.
Un final duro y un texto lleno de lirismo.
Gracias Miguel Ángel.
Pretendí suavizar un tanto esa bofetada de realidad para ponerle las cosas «en su sitio», pero el final es lo que es, je je.
Un abrazo.
Septiembre es el mes de los buenos propósitos en este hemisferio, por eso siempre les damos la vuelta a nuestras resoluciones.
Un abrazo, padrino.
Juan M
No había caído, tienes razón, nos podemos refugiar en el otro y dejar el tema para Marzo, je je.
Abrazos Juan Manuel.
Miguel, interesantes reflexiones, decisiones… una mirada interior siempre es un viaje hacia nosotros mismos. Suerte y saludos
Ni que sea para constatar una inmovilidad.
Gracias Calamanda, un saludo.
Este micro me cuesta de entender.
Esa frase «demasiado pronto para hacer tardes» no acierto a saber que quiere decir.
Presiento que es un intento desesperado de parar el tiempo.
Suerte y mi saludo.
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Si es que me lío Anna, me lío.
Si hay requerimiento popular me comprometo, más adelante (me gusta ver qué desentiende cada uno), a destriparlo.
De todas formas te adelanto lo de las tardes, y es que este pobre infortunado está todavía tan confundido que, por confundir, hasta confunde las palabras por el deseo, por el deseo, y donde venía tarde le vienen las tardes que ha pasado con los pies descalzos sobre la hierba y el reloj en un cajón y… (no estoy seguro de haberlo arreglado, je je)
Gracias Anna, un saludo.
Me quedo con lo de ‘Nunca es tarde para las puertas abiertas’. Pero, Miguel, es mucho mejor filosofar en primavera :o). Espero tu destripe porque adivino estampas muy personales en tu collage de ideas. Suerte y un abrazo.
¿Primavera? Ay Eva no sé, pero tampoco es pronto nunca para abrir puertas. );-P
Un abrazo enorme.
Un relato intimista para la vuelta a la realidad y a las rutinas, intuyo en él una cierta depresión postvacacional. Míralo desde un lado positivo, encontrarse de nuevo con las letras de los amigos es siempre una fiesta.
Suerte y un abrazo.
Depresión no diría, pero añorar los días de andar descalzos y mirar feo al despertador…
Y sí, de lo mejor de volver, sin duda, está reencontraros.
Un abrazo Esperanza, igualmente.
Miguel, te veo con el síndrome posvacacional. Nada, nada, ¡a currar!
y la parienta que siga en la cama, ya satisfecha. Bueno, eso he entendido.
Un abrazo.
Lo llevo bien, no creas. Bueno, igual que antes de marchar, al menos, je je, nada nuevo bajo el sol.
La parienta es la que proporciona el «viaje» a la realidad, anda centrada ella.
Abrazos Susana.
Ayyy Miguel, quizás sólo con salir a por tabaco, y unas cañas todo hubiera cambiado. Pero, claramente, hay muchas veces, y el que diga que no miente, que daríamos lo que fuera por recuperarnos, por sabernos los mismos que en otros tiempos, aquellos que deseamos.
Un abrazo
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Volver a aquel ser salvaje que caminaba descalzo por los bosques.
Abrazos Montesinos.
A mí me haces pensar que estas escribiendo poesía, ese decir interior que solo entienden los lectores de poesía y los que están en situaciones parecidas. Únicamente las tres frases finales me hacen caer en las separaciones que se producen al regreso de las vacaciones. En tu relato, quizás, el protagonista es más cobarde y bocazas que realmente quiera dar la segunda oportunidad al matrimonio. Uff, que difícil es esto de interpretar.
Vaya, que no se entiende, je je.
Ok ok, oído cocina. Pero para no entenderlo, el final lo tienes bastante encarrilado, je je, o al menos coincide bastante con lo que yo me imaginaba.
Un abrazo Ximens.
Estoy con Ximens, amigo. Me parece más bien un poema que un relato. Demasiado hermético. Pero vaya, te deseo toda la suerte del mundo.
Abracísimos.
Será que en septiembre no me apetece salir, je je.
Abrazos Barlon, gracias y suerte para ti también.