SEP37. ESPEJISMO DE UN LUGAR LLAMADO ESPAÑA, de Ana Belén Rodríguez Piqueras
La crisis que nos obliga a explotar el verbo aguantar me dota aún de correa, ya que de la suerte de tener empleo me alimento, con el temor de estar sustentada siempre por un dueño, hasta que lo mejor no acontezca.
_¡Silencio!_ Alguien puede advertir lo que escribo y entonces caería en el abismo.
Difícil es quejarse cuando a doscientos todo le da igual, le va bien o tanto le da.
Valiente casa de la sidra se ha creado en este espacio. Tanta guerra civil, tantos derechos evocados y ahora la juventud calla. Divino tesoro decían; que ahora llora civismo.
Miro a mi izquierda, a mi derecha:
_ Libre_ Puedo escribir anónimo de nuevo.
Este débito de vida: teatro trabajado de aquellos que disimulan un qué hacer cuando las paredes de este gran coliseo se pudre.
No quisiera ser pesimista con esto, tampoco abusar de un negro ni buscar ironía en este escrito. Aunque suerte púrpura terrenal, espero no celestial, la de aquellos que corroen en la política y lo social, ellos no se esconden.
Dura la realidad del que no se puede plantear volver y madura juventud la del que ansía salir.
A mi no me parece un espejismo. Es real esta situación que describes. Lamentablemente real.
Suerte y recibe mi saludo.
Gracias por escribir Anna , es lamentable como tu dices. Esperemos entre todos poder irla cambiando.
Gracias, te mando un abrazo!
Ana, tienes razón por desgracia la gente aprendió de callar y conformarse con lo que hay. Los derechos conquistados con sudor y sangre de los trabajadores están esfumando por estos corruptos políticos. Un tema que tiene mucho que pensar. Un fuerte abrazo amiga, Sotirios.
Gracias por tus palabras, totalmemte de acuerdo contigo
Un abrazo!
Si todos los ciudadanos de esta especie tan evolucionada fuésemos PERSONAS otro gallo cantaría.
Recomiendo la lectura de este libro de Antonio Muñoz Molina: «Todo lo que era sólido».
Un abrazo.
Gracias Susana por la recomendación. Un abrazo muy fuerte