SEP20. CONSECUENCIA, de Beto Monte Ros
Al salir de la cárcel no sabía adónde ir, por eso volvió. Desde entonces, se sienta en las escalinatas que conducen a la iglesia. Es domingo, promete ser un buen día. La ve venir por la plaza con un niño, agarrados de las manos, su corazón da un brinco. Ella se detiene a conversar con la señora que vende flores, a la que sus anchas caderas revelan que alguna vez tuvo un cuerpo de sirena. El chico se divierte con el señor que recoge los desperdicios de la calle, un tipo al que le falta el ojo izquierdo, a quien mortifica apuntándole con un globo que sale disparado por la presión del aire. La mujer se acerca arropada por el olor de las flores que ha comprado, se coloca a su lado, busca una moneda y la deposita en el sombrero que muestra a los que pasan. Él se acuerda de ella, la chica que todos pretendían y que un día le dijo, “si paso de curso me acuesto contigo”, pero ella no reconoce, en el mendigo que extiende su mano, al hombre que fue su maestro, en la escuela del pueblo.
¡Qué bello relato, Beto! Me ha encantado pese, o tal vez por eso mismo, a ese regusto trágico y triste. Enhorabuena y suerte.
Gracias Rakel, me hace sentir bien que le haya gustado. En el ir y venir del hombre se mezclan muchas emociones y entre ellas nunca se quedan la tragedia y la tristeza.
Saludos.
Bueno Beto, bien narrado, ingenioso y perturbador. Me dio la sensación final de un antiguo maestro que se aprovechara de las menores. Perdona si no tiene nada que ver pero me quedó ese regusto imaginativo. Licencias de la lectura.
En cualquier caso un texto con precisión y de agradable lectura.
Abrazos.
Visito tu blog
Gracias Montesinos, me halagan sus palabras. Leí, en algún lugar, que en los microrrelatos, casi siempre hay dos historias, una es la que cuenta el autor y otra la que crea el lector, si mínimamente he logrado eso con este relato, sin que la lectura sea complicada, me doy por satisfecho. Agradezco la visita a mi blog, espero le guste lo que allí dejo.
Saludos
Toda una historia que te invita a seguir leyendo de principio a fin.
Se respira un aire de nostalgia.Sorprende el final del relato.
Me gusto mucho.
Un beso
Gracias Esther, su comentario es un lujo. Me alegra saber que le gusto.
Saludos.
Una consecuencia fatal, el maestro pagó por su desliz y, qué me dices de ese niño? Tal cómo lo cuentas podría ser suyo…
Me ha gustado, Beto.
Suerte
Gracias Inés Z. por la lectura y el comentario. Me alegra que pregunte acerca del niño y, sobre todo, la interpretación que le da a su papel dentro del relato la cual he querido dejarla un poco abierta.
Saludos.
Es evidente que pasó de curso…
Buen micro Beto
Saludos
Parece ser que ella pasó de curso, pero él no midió la consecuencia. Gracias Rosy, valoro siempre su comentario.
Saludos.
Me gusta mucho todo el relato desde el principio, pero el final me ha sorprendido muchísimo. Genial ,lleno de emociones escondidas,no caducas, persistentes en el tiempo a través del olvido.
Suerte!
Rosa.
Gracias Rosa por la lectura y la voloración que hace de mi relato.
Saludos.
Un final en esta historia del que me alegro por el olvido de ella, que por suerte no reconoce la cara de su agresor, probablemente abusador de menores, que le hubiera hecho revivir la tragedia de aquella cruel secuencia pasada. Buena narración.
Suerte y recibe mi saludo.
Gracias Anna por pasar y comentar. Me gustan los elementos que aportas en la interpretación del relato.
Saludos.
Es sorprendente como la vida a veces gira en sentido contrario…
Se lee con gusto tu relato Beto.
Un abrazo y mucha suerte!
María Estévez
Muy cierto María, la vida es como un torbellino que nos arrastra a lugares no previstos. Gracias por la lectura y el comentario.
Saludos.
Una escena costumbrista, con sus detalles bien elegidos. Lo único que me sobra es «a la que sus anchas caderas revelan que alguna vez tuvo un cuerpo de sirena» relativo a la florista, me parece irrelevante para este micro, casi mejor decir «gorda». Lo de acostarse con el profe cuando la escuela del pueblo descuadra, mejor instituto.
Un abrazo.
Beto, excelente relato con un final sorprendente que da mucho que pensar. Te deseo mucha suerte amigo, Sotirios.
Gracia Susana por la lectura y el tallereo que haces del relato, si se indaga dentro de los elementeo de la historia se podrá ver que todos provienen de la odisea, sirena, ciclope, telemaco, pretendientes, etc. pero en otro contexto.
Esa parte del relato a que haces referencia está puesta expresamente, no como un eufemismos sino como parte de las elucubraciones que hace el personaje que observa lo que ocurre a su alrededor, también cae dentro de ese contexto el tuerto a quien el niño mortifica. Respecto a la escuela, es el término que usamos en mi país, instituto por aquí se usa con un significado de enseñanza más especializada.
Saludos.
Gracias amigo Sotirios, mucha amabilidad en su comentario.
Veo en su relato de este mes que hasta los puristas le leen, aunque le comenten causticamente.
Saludos.
Agradezco la aclaración sobre el instituto, ni se me ocurrió que en otros países tiene distinto significado. En cuanto a lo de la sirena, hay un dicho: «el atrevimiento es la madre de la ignorancia». Queda claro que no he leído la Odisea, disculpa por el comentario. Espero no meter la pata en otros textos.
Un abrazo.
Gracias de nuevo Susana. Escribo fuera de España y, a veces, se me hace difícil adaptar mis relatos a los estándares de los lectores españoles y siempre se me cuela algún regionalismo. Participo en estos concursos y envío mis relatos a algunos blogs debido a que en mi país todavía el género no tiene la difusión que, por ejemplo, tiene en España, Argentina, México y otros países.
Saludos.
Al revés, al revés «la ignorancia es la madre…», cómo ando hoy.
No pasa nada, creo que todos hemos tenidos esos lapsus.
Saludos.
Gran relato, y bien narrado. Mucha diversidad de imágenes, el cual favorece mucho su lectura.
Me gusto. ¡Suerte!
Un abrazo Beto
Gracias Yolanda M. por tan elogioso comentario.
Saludos.
Tremendo relato por las consecuencias que acarrea ¿Quién les iba a decir entonces cómo cambiaría sus vidas? A veces un impulso puede determinar toda una existencia.
Me gustó mucho tu relato Beto. Suerte con é.
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No medir la CONSECUENCIA de cualquiera de nuestros actos, por lo general, nos lleva a toma malas decisiones. Gracias Yashira por pasar a leer y dejar su comentario, me alegra que le guste.
Saludos.
Me gusta el título elegido para el relato, esa consecuencia que tiene que sufrir la debilidad del hombre por un «canto de sirena» provocativo. Bien narrado.
Saludos y suerte.
Muchas gracias Rafa Heredero por la lectura y el comentario. En este relato tanto ella como él, me parece, no midieron las consecuencias de sus actos. Ella es culpable por insinuarse (pudo haber sido una broma) aunque creo que el maestro era quien tenía la responsabilidad de mantener la ecuanimidad.
Saludos.
La vida cambia, todos los sabemos, y en tu relato las tornas se han girado, recibiendo el maestro pederasta su castigo con la cárcel y posterior mendicidad. Menos mal que la mujer, antigua niña, no lo ha reconocido, mejor así.
Un buen relato, Beto.
Un abrazo.
Quizá en la cárcel encontró un poco de redención y por eso se instaló frente a la iglesia a mendigar, además de dinero, también perdón. Gracias Isabel por la lectura y su comentario, me halaga.
Saludos.
Hola Beto, el caso es que a mí, me ha dejado las siguientes secuelas tu relato: el mendigo, profesor, no me da buena espina … un pederasta o algo parecido es a lo que se aproxima su personaje en mi imaginación. Y lo que me ha traído un poco de cabeza es el papel del niño. Si la chica pasó de curso ¿será hijo del profesor?. Quizás no hayas querido insinuar esto, claro.
Bueno, pues un abrazo y ¡mucha suerte!.