AGO167. MENÚ DEL DÍA, de Esperanza Temprano
Terminadas las patatas fritas, me disponía a zampar la yema del huevo que había dejado para el final. La aplasté sin piedad con un trozo de pan que iba directo a mi boca cuando las vi flotar en el líquido amarillo. Llamé al camarero y le señalé el plato, miró nervioso de un lado a otro y dijo entre dientes: ─Cómaselas, se lo suplico, no me comprometa─
Me debatía entre la incredulidad y la indignación cuando salió el cocinero: ─Cómaselas, por Dios, que nos van a cortar el cuello─
Tiré con enfado la servilleta sobre la mesa y me levanté, en décimas de segundo las dos hermosas moscas negras desaparecieron del plato, el camarero se comió una y el cocinero la otra mientras el dueño del restaurante se acercaba a la mesa: ─¿Algún problema,Señor?─
Me quedé sin palabras, pagué la comida, me acompañó a la puerta sin perderme de vista con sus ojos negros y saltones y me despidió cordialmente propinándome unas palmaditas en la espalda con sus patas.
Me parece buenísima la situación primera, eso de que te ruegue el camarero que te tragues las moscas que has encontrado en tu plato…
Hasta que al final comprendes por qué ese interés en que las engullas. Genial, Esperanza.
Un abrazo, con patas…
Esperanza, las primeras ideas me llevaban a la situacion de crisis que padecemos y con ella a los despidos improcedentes, el giro final le da otra lectura. Me parece original y visual. Suerte y saludos
Debe ser la «nouvelle cuisine» esa. Y los restaurantes que ya no son lo que era, o es que hay mucha cucaracha trajeada. Algo de eso debe ser.
Me ha encantado la descripción de la yema de huevo y el pan. Tú si que sabes. Abrazo.
jajaja, Esperanza me ha encantado, es muy divertida y la situación además de kafkiana y tal y como están los trabajos podría ser creíble jaja. Pobres camarero y cocinero.. y ese final horripilante con el roce de las patas.. yuyuyuyu.
Abrazos y suerte
Genial y estupendamente relatado. La sorpresa final es fantástica. Mi enhorabuena. Saludos
Me encanta. Está contado como una anécdota y eso lo hace más creíble a pesar de la fantasía. ¿O es real? 🙂
Un abrazo, Esperanza.
Desde luego las imágenes que nos ofreces de la yema y las dos moscas flotando están logradísimas, así como la sencilla pero contundente descripción del dueño. Da asquito, eh.
Un abrazo.
Me gusta cómo has logrado crear una situación tan inquietante y a la vez tan surrealista sin que parece que lo sea, y cómo has utilizado un lenguaje tan coloquial para describir tan estupendamente una situación aparentemente normal.
Saludos y suerte.