05. Miradas malditas (Patricia Richmond)
No se atreven a mirarnos.
Al atardecer, cuando salimos de las cuevas, las contemplamos desde la distancia. Zambullidos en el agua, oímos sus gritos de admiración con cada pirueta, pero temen acercarse.
Nosotros las llamamos a través de un chapoteo de guiños escondidos, sabiendo que para ellas son reclamos prohibidos.
Advertidas del peligro de nuestros ojos, la tentación las acerca hasta la valla y, a veces, durante unos segundos, podemos sentir la caricia de sus almas curiosas. Entonces lanzamos cantos de amor para enredarlas en nuestros sueños y hoy, con el último rayo de sol sobre las aguas, he recogido un suspiro.
Pero la maldición ha actuado, como siempre, y ha escapado antes de poder prenderlo en mi mirada perdida de hombre pez.
(Patricia, tenerlo cerca y no poseerlo es parte del placer; tu lo cuentas con ritmo y claras imagenes. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. He querido ser, sobre todo, sutil.
La historia de las sirenas al revés, Patricia, pero como siempre las mujeres pican peor que nosotros, que somos muy tontos.
Un beso
Tontos, pero tiernos. Como tu Pierre.
Dos besos.
Pensaba que eran sirenas llamando a marinos. Pero al leer el mensaje de epifisis me he dado cuenta de que es al contrario: son ¿tritones? (sirenos no creo que exista).
Muchas volteretas y chapoteos van a tener que dar para que ellas se decidan a meterse en el agua.
Lo de quedar enredadas en los sueños y recoger suspiros tiene un toque poético muy sugerente. Precioso.
Enhorabuena y mucha Suerte.
Besos.
Gracias, Esperanza. Dejémoslo en hombres pez, que es más misterioso y metafórico. Hace poco escribí el relato contrario, ella contando su fascinación por unos seres extraños que tiene prohibidos. Y, al ver el tema de este mes, se me ocurrió escribir el contrario.
No sé si se entiende bien. ¡Siempre me pasa igual!
Una camioneta de abrazos.
Bonito relato de esas mujeres presas bajo una maldición. Me ha gustado la imagen que has creado con ese suspiro, que lo dice todo. Y también lo bello que tiene que ser un hombre pez haciendo piruetas. Suerte.
Gracias, Lorenzo. Piruetas como ritos del cortejo, pero nada, allí se quedan.
Un abrazo.
No entiendo por que no se zambullen las mujeres. Con tu descripcion a mi me apetece….bonita tu perspectiva. Suerte y un abrazo
Reyes
Gracias, Reyes. Las maldiciones es lo que tienen, que actúan sin contemplaciones.
Abrazos.
Me encantó, PATRICIA, esta inversión de la seducción «sirénica», contada desde el punto de vista de los tritones. Deben de ser de lo más miedosas esas mujercitas, para no caer en tan deliciosa tentación, jaja
Un beso con aires de mar,
Mariángeles
Gracias, Mariángeles. Más que miedosas es que están muy advertidas del peligro. Pero la tentación ahí está…
Un abrazo grande.
Una genial idea, Patricia, la de cambiar los papeles. Me ha encantado lo poético de las imágenes que tan bien describes. «Podemos sentir la caricia de sus almas curiosas», precioso. Enhorabuena y suerte.
Hola, Juana. Gracias por fijarte en el sentido poético. Es lo que más me ha importado.
¡Abrazos!
Tu relato tiene gancho, el que les falta a los hombres pez para conseguir su propósito, jeje. Preciosa imagen, muy onírico, muy bien narrado. En definitiva, me ha gustado mucho tanto la idea como la forma que le has dado. Suerte y un abrazo.
Gracias, Concha. Me voy a ir yo con mis hombres pez a celebrar lo contenta que estoy por vuestros comentarios.
¡Besos!
Peces o humanos, qué torpes somos los hombres, echamos el anzuelo, sí, pero siempre estaremos a años-luz de las armas de seducción que destila el otro género, somos limitados, qué le vamos a hacer. Confieso en tono de confidencia que me ha recordado un poco mis años mozos en las discotecas, con tantas tentativas vanas por mi parte.
Me ha gustado mucho este relato en el que el papel de las sirenas les corresponde a ellos.
Mucha suerte y un abrazo de esos que te mereces.
Ay, cómo se echan de menos los años mozos, con su ingenuidad, la curiosidad y el deseo de cruzar barreras. Un poco de eso quería transmitir, así que no podías decirme nada mejor. Abrazos de mi reserva para ti.
Un cuento bonito y original. Podemos juntar el tuyo y el mío para que se entiendan las sirenas y los sirenos.
Ja, ja, sí que podríamos pero les privaríamos de su fascinación y les condenaríamos a la rutina. Así qué mejor, cada uno a su isla.
Un beso
Pues qué te voy a decir, que me ha gustado mucho.
Yo a tu hombre pez, así bajito, le diría que trajera en el anzuelo un collar de perlas y coral, así quizás pescaba algo.
Aunque una mujer nunca olvida. Y ellas llevan en sus genes recuerdos tristes del pasado.
Un abrazo.
Qué bonito comentario, Virtu. Por algo se habrán merecido la maldición.
Un abrazo marinero.
Patricia, original cambio. El canto será un poco más tenor pero igual de hipnótico. Abrazos.
Gracias, Salvador. Cantos de sirena, igualmente. No era mi intención, pero me has hecho pensar que es un relato por la igualdad de género. ¡Nosotras también queremos cantos hipnóticos y misteriosos!
Honestamente, no sé si los hombres seríamos capaces de seducir con cantos de amor, si seríamos capaces de suscitar gritos de admiración entre ellas, como los hombres pez de tu relato. Pero, al menos, leyéndolo me he sentido reconfortado. Y con la mirada perdida, he suspirado.
Tu suspiro es mi premio.
Gracias, Eduardo.
Me gusta cómo cuentas lo torpes que somos los hombres pez en el juego de seducción; está claro que ellas los habrían atrapado a todos si se lo propusieran. No hay más que ver lo que se consigue son un suspiro. El título me parece todo un acierto.
Suerte y saludos.
Muchas gracias, Rafa. Lo que más me cuesta siempre es pensar los títulos, así que muy contenta de que te haya gustado.
Mi suspiro para tí.
Bonita historia. Muy original las sirenas masculinas y las féminas que no pican el anzuelo.
Un abrazo
Muchas gracias, Ana. Un montón de suspiros son los que llevo yo por vuestros comentarios.
Una montaña de abrazos.
Gracias, Blanca. Mis hombres pez están tan contentos como yo y no paran de hacer piruetas sobre el mar Enteciano.
Besotes.
Te cuento que mucho me ha gustado el tuyo.
Abrazo fuerte.
Gracias, María.
Abrazos míos y de los hombres pez, que se han apuntado enseguida.
Y yo que pensaba (estaba convencida) de haber comentado algo… Original como todos tus micros!! Suerte. Besos
Gracias, Charo. Vigila, que te leo un poco desorientada… ¿El influjo de los hombres pez?
Un besico.
Creo que en esto de pescar siempre habéis tenido mejor mano las mujeres, pero en cualquier caso le deseo mucha suerte a tu tritón, que falta le va a hacer. Mucha suerte 🙂
Ya ni la suerte surte efecto contra la maldición.
Gracias, Juan Antonio.
Imaginativo relato a caballo entre las leyendas y los cuentos de hadas.
Y muy poético también.
Felicidades.
Gracias, Asun. Es la atmósfera que quise darle al relato, fantasía y poesía. Así que no puedo estar más contenta si lo has apreciado.
¡Besos!
Aparte de la originalidad del enfoque y del tono poético tan precioso que le has dado, a mi me gusta especialmente esa idea de que el contacto visual sea determinante para que ellas queden atrapadas («No se atreven a mirarnos», «Advertidas del peligro de nuestros ojos»). Sugerente.
Suerte y saludos.
Gracias, Anna. Estoy muy contenta con los comentarios que me habéis hecho y me animan a seguir explorando por este camino.
Un abrazo.
Original el punto de vista y maravilloso el lenguaje evocador, Patricia. Espero que tengas mucha suerte.
Un abrazo
Gracias, Izaskun. La maldición de los hombres pez espera resignada su destino.
¡Besos!
Relato tremendamente bien hilvanado.
Repleto de magia y poesía.
Bien sabes que yo los hubiese puesto a copular como mandriles, pero es que uno es muy brutico hija, que le vamos a hacer…
Tú has elegido la sutileza, y eso conduce a tu relato por una senda onirica de la que es imposible abstraerse.
Un precioso cuento mágico, señorita.
Un besazo, Patricia.
Gracias por tus palabras, Modes. Brutico, sí, pero genial y eso, por muchas capas de sutileza que se pongan, no se consigue si no se tiene.
Como tus poemas. Te he felicitado en el 140 con mi nick clandestino.
¡Beso muy grande!
Hala, que mujer más pérfida y malvada. Arrojando felicitaciones tras una máscara (Diente de león?).
Da la cara, o en caso contrario me convertiré en triton, y tus cantos de sirena me entrarán por un oído y me saldrán por otro(como cualquier canción de Melendi, vamos).
Venga vaaa…que no se diga…
Marchando otro besazo para ti ( esto es un no parar, oye)
Ja, ja… ¿Así que no sabéis quién soy? Pues Joaquín me trata muy bien y una semana hasta fui finalista… Mantengamos el suspense, mon ami.