EL CONFLICTO
Para formarnos una imagen completa de lo que se entiende por conflicto, veamos primero las definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (a partir de ahora DRAE) de esta palabra:
Acepción 1. Combate, lucha, pelea.
Así, el conflicto implica un enfrentamiento. Delimitando un poco más, concluiremos que el personaje se tiene que enfrentar a algo. Ya tenemos un primer paso para comprender qué es el conflicto. Seguimos:
Acepción 3. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida.
Encontramos aquí otro matiz. En la primera acepción habla de enfrentamiento, aquí trata sobre apuros. Viene a añadir que el conflicto es poner en situaciones difíciles al personaje. Vamos a por otra definición:
Acepción 5. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.
Juntemos las tres acepciones: el conflicto implica que el personaje se tiene que enfrentar a algo, lo que le pondrá en una situación difícil que tendrá que resolver y que le generará cierta angustia por culpa de esas tendencias contradictorias que todos sufrimos. Cuando uno lucha, lucha contra algo. Cuando uno se encuentra en una situación difícil, busca la manera de resolverla para lograr una situación mejor. Las contradicciones surgen por sentimientos encontrados, provocados por la lucha y las decisiones que tomamos para resolver el problema.
Pero antes de llegar aquí, el personaje ha tenido que pasar por una fase anterior: la del deseo. El personaje tiene un deseo o una necesidad, quiere algo, o necesita algo, o debe hacer algo; pero esto en sí no basta, porque si no encuentra obstáculos lo logra y punto. Y si no hay tensión ni interés narrativo, no hay conflicto.
Para que haya conflicto tiene que haber lucha. ¿Y contra qué lucha? Pues contra unas fuerzas internas o externas. En general, los factores que se oponen al personaje pueden reducirse a tres:
-la fatalidad (algo fuera de su control).
-otros personajes (antagonistas que se oponen a que consiga su meta).
-él o ella (el personaje lucha contra sí mismo. Siente miedo, tiene dudas,…).
Una vez que hemos aprendido lo que es el conflicto, es el turno del cambio, que es cuando el personaje deja de ser como era para convertirse en otro un poco distinto. El lector percibirá al final al personaje de una forma diferente a cómo lo notaba al principio. Lo que es necesario es que este tome decisiones, que actúe.
El cambio en un relato no tiene que tratar sobre las grandes cuestiones de la humanidad (amor, muerte, odio,…) sino de los pequeños retazos de realidad que se hallan en la periferia de esos grandes asuntos. Tampoco es imprescindible que el personaje triunfe o consiga superar los obstáculos: puede fracasar, acobardarse, negarlo, cometer errores o que, al final, decida no resolverlo.
Pero es importante no olvidar que el cambio es producto de esas decisiones y acciones. O sea, que no todo quede resuelto por la gracia divina, la varita mágica o porque despierte de un sueño. Pues si el conflicto lo resuelve un agente externo o se esfuma, no le damos la oportunidad al personaje de cambiar. Y si no hay cambio, no hay relato.
Me encanta la dina con el cubo de Rubik, eso si que era todo un reto.
Muy buena entrada esta del conflicto, todo buen relato nos pone al borde de una situación compleja que nos fascina o intriga y nos hace acompañar al protagonista en su viaje.
Si queréis practicar con los conflictos, os espero en «la acampada»
¿En qué líos nos querrá meter Mel? Espera que me calzo y ahora mismo voy para allá.
Otra entrada espectacular, Susana. Si no acabamos de aprender a escribir micros no será por culpa tuya, no.
Un abrazo.
Gracias, amigos. La mayoría de estas entradas servirían también para relato, Rafa, aunque mi intención es circunscribirme al género microrrelato. Para junio, como es mes de exámenes, os traeré cosillas sobre la corrección de textos.
Abrazos
Socorro!!!!, en plan señorita Rotenmeyer¿?
Nooo. Pero como este blog se llama «Papel y tijera», pues ya es hora de ponerse el dedal, coger las tijeras (y tiritas por si nos pinchamos) y aprender a recortar micros. Ya verás, ya.
Eso pa junio, que yo no me examino de nada pero para recordar viejos tiempos.
Vale, voy buscando tijeras de punta redonda, que una es torpe. Que susto ya me veía todo tachado con rotu rojo, uf uf
Yo tendré a mano mercromina y esparadrapo, que tener que sacrificar palabras y frases tan chulas pero que no ayudan e incluso estorban al micro, duele.
Aquí seguiré dando guerra hasta que nos den las uvas, Anita.
Abrazp-