36. EL AFORTUNADO GANADOR
Vi el anuncio en el periódico que dejaste en la mesa el domingo. Era un sorteo. ¿Quién iba a pensar que me podía tocar a mí?
Cuando me llamaron inventé la excusa para que te quedaras con los niños. Cien afortunados viajaríamos a la Isla de las Mujeres, a vivir toda clase de placeres. Eso es lo que decía el eslogan.
Llegamos esta mañana. Nos han recibido un millar de mujeres medio en pelotas, con bailecitos sensuales. Luego nos han atiborrado a comer y a beber. Después nos han desnudado y bañado y nos han traído aquí, a la playa. Nos han atado de pies y manos a estos troncos y nos han vendado los ojos. Lo cierto es que la cosa prometía…
Cuando nos han quitado la venda hemos visto al otro grupo de mujeres acercarse. Hasta que no se han ido separando una para cada uno no te he reconocido. ¿Qué es esto? ¿Sabes algo?
Y… ¿qué es eso que llevas a la espalda? ¿Qué pretendes hacer con esas tenazas?
Siempre te pegué porque te quiero…
Dime, puta, ¿no será que el anuncio era vuestro?
[FUERA DE CONCURSO] [JURADO MES MAYO]
Ignacio, qué fuerte la represalia y qué trampa han urdido. Ese Lo mate porque era mio aquí parece literal. Suerte y saludos
Menuda trampa y que venganza tan bien elaborada. Da dolor sólo pensar en lo que tienen pensado. Un abrazo. Gloria
Una chispa gore ha quedado, la verdad. Gracias por los comentarios.
Me pregunto ¿y con quién se quedaron los niños?.
Muy bueno Ignacio, nos llevas desde un prometedor disfrute a la más cruel, pero merecida, venganza. Felicidades y suerte.
Un abrazo.
Supongo que con los abuelos, que hoy en día no es de extrañar… Sí que es un poco «bajar a los infiernos»…
Un abrazo.
Contundente relato de denuncia. Me gusta porque la solución es la adecuada a la dureza del problema.
¡Besos!
En este aspecto habrá gente que no le guste porque la mujer acaba rebajándose al nivel del maltratador. Pero en realidad es un relato de concienciación, tipo anuncio de la DGT.
Pd. Ningún maltratador ha sido dañado durante la elaboración de este relato… (Aunque a la mujer del 97 casi se le escapan las tenazas)
¡Gracias, Patricia! Besos
Hola, Ignacio.
Bien merecido lo tenía el tipejo ese, olé por ellas.
Un abrazo.
Olé por la que encuentra valor para denunciarlo, aunque no se lo pueda montar tan bien como estas…
Saludos.
Se ve que conocía bien al marido, aún así, él podría haber pasado la prueba si antes de irse a escondidas hubiese contado a su mujer lo del concurso, ella habría visto entonces algo que él, evidentemente, no tenía: sinceridad, fidelidad y complicidad (todo acaba en «idad», qué cosas), aunque lo de pegar es algo que niega, de entrada, toda comprensión hacia el sujeto.
Me ha hecho mucha gracia el lenguaje coloquial que empleas.
Un saludo y suerte.
Se ve que llevaba tiempo sin pasar ninguna prueba, ¿no crees, Ángel?
Gracias por encontrar detalles en el relato que ni yo mismo sabía que estaban.
Nos leemos!
Tu prota era muy sinvergüenza y poco listo, entre otras cosas que me callo porque soy una señorita bien educada.
Ahora, no se si veo bien combatir un ilícito penal cometiendo otro… gaviotas amaestradas…. eso si!!
Abrazo.
Ya comenté por ahí arriba que esto deja de ser ficción, que para eso está narrado en primera persona…
¿Gaviotas? Diooos, casi prefiero las tenazas…
Saluods…
Sorprendente final, quién se lo iba a decir a él.
Muy bien urdido todo el relato.
Saludos.
Buscando emociones fuertes encontró la horma de su zapato. Suerte y abrazo
Una trampa definitiva. No solo lo ajusticias sino que ademÁs dejas que se cocine a fuego lento para que luego caiga de cuatro patas. Mucha suerte 🙂
Urtiaga, solo puedo decirte una vez más, enhorabuena. Cosas más fuertes se ven en películas oscarizadas y, no como aquí, donde es venganza literaria, claro. Yo te pondría otra vez en el libro.
He sentido la dulzura de la venganza. Esta vez, plato caliente que sigo saboreando. Caray, qué bien. ¡Así se hace! Felicidades.