40. Mi Isla Fantástica
Desde que llegué a la Isla de las Mujeres, me alimento de risas y belleza. Mi goleta naufragó con el último maretón. Cuando desperté, una muchacha de piel morena y con una melena larguísima se dedicaba a lavarme y a sanarme las heridas. Me tienen postrado en una hamaca y casi no me puedo mover del dolor que me producen las llagas abiertas en la piel, pero aún así, tienen miedo de que el único hombre que han encontrado se esfume y me tienen atado con unas gruesas lianas. Aparte de curarme y darme de beber, me sonríen y dejan que admire su completa desnudez. He dejado de contarlas porque entre tanta hermosura uno pierde la cuenta de los pares de pechos tersos que puede abarcar la mirada en un solo día. Creo que ninguna pasa de los cuarenta y no recuerdo haber visto ninguna fea. La más hermosa me ha visitado este atardecer y me ha prometido con su lenguaje corporal que en el festín de esta noche no faltará carne ni deseo. Estoy impaciente por saber si van a saciar mi hambre voraz o pensarán violarme de una en una hasta la extenuación de mi débil cuerpo.
Estibaliz, me encanta tu propuesta, saciar el hambre físico del hombre o el hambre sexual. Lo peor sería saciar el hambre de ellas y aún así, estaría en los sueños oníricos de los tíos.
¿Quién te ha contado lo que sentimos? ¿Lo que deseamos? Con saberlo, nos tienes conquistados.
Un beso ( mi teléfono es 6969696969)
Un relato sensual y muy agradable de leer. Eso de alimentarse de risas y belleza y además no engordar es fantástico.
Abrazo fuerte.
Saciar todos los apetitos, que suerte ha tenido este náufrago. Buen relato. Un beso
Supongo que el naÚfrago no tendrÁ demasiada intención de regresar a casa… no cabe el rescate cuando ya has sido rescatado. Me gusta mucho cÓmo los has expresado. Mucha suerte 🙂