46. TODO ES RARO
Debió ser su novia. Sólo ella conocía el lugar donde guardaba aquel manuscrito. Debió aprovechar su ausencia para enviarlo al concurso literario. Las indicaciones eran claras: nadie, jamás, bajo ninguna circunstancia ni pretexto, presentaría sus textos a un certamen. No importaba si el premio era monetario o un viaje a Isla Mujeres. Sabía de su talento para las letras. Desde niño se desenvolvía con soltura en el arte de la escritura y no precisaba que nadie se lo reconociese. Su desprecio hacia el mundo intelectual era enfermizo. Sus allegados saben que guarda cientos de relatos, que inventa para expulsar monstruos. Ese motivo lo llevaba a convertirse, por unas horas, en aquello odiado: un escritor. No existe relación con la soberbia o el éxito, el prestigio o los favores. Escribe para sobrevivir. Punto. Fin. Sin embargo, hoy, a media mañana, una voz animosa le felicita por teléfono, le indica que tiene un gran talento (como si él lo ignorase) y le comunica que ha ganado el concurso literario X y el premio H, que su nombre aparecerá en mil sitios y será famoso, señalado, envidiado, admirado por la masa. Cuelga sin despedirse. Se arroja a los bajos de un autobús.
Kafkiano tu relato, auque espero que no sigas el ejemplo de tu personaje si tienes suerte aquí. Un saludo.
Miguel, gracias por tu pedazo de piropo… me gustaría ser kafkiano en cualquier circunstancia jejeje. Tranquilo, que espero no seguir el ejemplo de mis personajes… Un abrazo.
Me gusta mucho la radiografía que has hecho del escritor. Mucho. Pero mucho. El relato es muy bueno. Mucha suerte 🙂
Juan Antonio, siempre me sacas los colores, y no lo digo de broma. Muchas gracias, de verdad. Un abrazo
Yo me quedo con tu relato como un homenaje a todos aquellos escritores que amamos el arte de escribir, que no por el poco apoyo editorial o por no ganar x certámenes, no somos menos. Y también a aquellos que escriben porque les gusta. Buen texto, Javier.
Lorenzo, gracias por comentar. Homenajeo a los que escribimos porque lo necesitamos y desprecio a todos los que buscan intereses concretos en momentos puntuales. Un abrazo.