96. «A Orillas del Ganges»
En un pueblo situado a orillas del Ganges, la pequeña Nira recorría el camino desde su casa hasta el río para asearse y lavar la ropa que su madre le entregaba.
Varios días un joven observó el mimo y alegría con el que la pequeña realizaba una labor tan tediosa.
Él era artillero, tenía a su cargo un cañón y se sentía orgulloso, sin embargo nada parecido a lo que veía en la niña.
Se acercó y le dijo un «hola pequeña» que hizo que Nira dejara su labor a la orilla y le prestara atención, con ojos llenos de curiosidad.
– ¿Por qué cantas y ríes si tu labor diaria es cansada?
– Yo soy como ese pajarillo de la rama, todos los días alimenta a sus polluelos y, cuando no tiene ocupado el pico, canta.
Ya anciano, su vida transcurría en una silla junto a la ventana, observando mudar la naturaleza al ritmo marcado por el sol. Era una paz quieta que no pedía nada, que se servía de la sabiduría y confianza de lo que siempre es, de la vida.
Feliz, por fin, comprendió las palabras sencillas que aquella pequeña le había regalado, a orillas del Ganges.
Isabel, que bonita metáfora. Cuanta plasticidad hay en ella. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda. Muy bonito tu comentario.
Besos