25. A todo volumen
—Apaga la radio, por favor —le pido a mi marido.
Acabo de llegar de la calle, cargada con la compra de la semana, y desde la entrada le veo tumbado en el sofá. Suspira y le oigo decir que soy una pesada, que ya está harto de tanta gilipollez.
—¿No crees que ya eres mayorcita para seguir jodiéndome la vida, con aquella historia de tu padre poniendo la radio a toda leche para zurrar a gusto a tu madre y que no les oyera nadie? ¡Chorradas!… Seguro que se lo estaban pasando de miedo y que tu madre era una escandalosa.
Ahora se ríe a carcajadas y no me oye ni me ve llegar porque estoy descalza, y que el sofá está de espalda a la entrada.
En la mano llevo un candelabro de plata, un regalo de cuando nos casamos; por fin va a ser útil, solo me queda subir el volumen de la radio.
¡Gracias, Juan!… y doblemente gracias, ahora sé una palabra más: «ambleo»
Creo que no puse mi comentario a tu comentario en el sitio adecuado… 🙁
Me encanta, buenísimo,
¡Gracias,Manuel!
Bueno, en este caso parece que se impone la genética. De todos modos no se por qué ha esperado tanto esa chiquilla. A lo mejor no hubiera hecho falta abollar el candelabro. Buenas noches y mucha suerte.
Gracias, Mercedes, ojalá tuvieramos todos el gen del «basta ya» antes de tener que coger candelabros.
Todo llega a su fin y este gilipollas no será la excepción. Dos elemento que se aúnan perfectamente: El candelabro y la radio a la protagonista.
Excelente.
Un abrazo y suerte.
Hay maridos que son unos bocazas (jajaja).
Aveces, una música de fondo no amansa a las fieras.
La genética, la rabia, los traumas… Este relato refleja las vidas de puertas adentro de una vivienda. Lo que a los vecinos se les escapa.
Mucha suerte.
Un abrazoooo
Dominique, coincido con Amparo. tu relato es crónica de muchas situaciones. Suerte y saludos
Una virtud muy bien descrita en tu relato, la de hacerte tuyo y saber usar aquello que algún día te causó duelo. La radio de fondo, y la radio como colaborador necesario para pertrechar ese final ciertamente inesperado. Mucha suerte 🙂
Baja, me gusta, ágil, rápido y contundente. Suerte
¡Gracias por vuestros comentarios, entecianos!
Crónica de una muerta anunciada. En cuantas casas o cuantas mujeres tendrán que oír semejantes comentarios tan machistas e insulsos. Unas risa que van a ser las últimas, una mofa que se va a acabar con un golpe de radio y algo más.
Muy bien llevada la historia y contada de manera ágil y estupenda.
Un beso.
Triste historia, como tantas que asolan los informativos. Ojalá dos iguales jamás se viesen en la obligación de recurrir a la violencia, de cualquier tipo, para solventar sus diferencias.
Bien escrito este alegato. Suerte,
Ton.
Madre mía, Vernay, un ajuste de cuentas del pasado pero hecho realidad en el presente. Muy buen relato. Te deseo mucha suerte.