ABR.102. LLUVIA DE CRUCES BLANCAS, de Laura Garrido
Habían practicado el asalto durante meses. Escalarían el escarpado acantilado, sorprenderían al enemigo y junto al abrigo del apoyo aéreo conquistarían ese maldito enclave.
Las torrenciales lluvias malograron la hora decisiva del combate. A dieciocho kilómetros de la costa, en una nave de guerra confundida en la penumbra de la noche, se agolpaban en cubierta doscientos soldados camuflados, con sus mochilas llenas de desasosiego. El ataque se hacía inminente, el viento rugía y las olas del miedo batían incansables. Jonhatan se frotaba los nudillos con fuerza, temiendo el momento de su escalada. Con sus reumáticas manos dibujó el acantilado en la última carta que escribió a su madre : “Estamos bien. El momento ha llegado y sólo rezo para que no llueva. Hazlo tú también mamá, ya sabes que la artrosis debilita mis articulaciones y en mojado todo es más complicado. La pared es muy vertical. Debo llegar arriba. Treinta metros. Te quiero.” A las 5:30 de la madrugada, Jonahtan, de diecinueve años, se aferró a la cuerda que perpetuaría sus apellidos en una cruz blanca junto a miles de muertos. Aquel día fue su primer combate, todo ocurrió como estaba previsto, ni siquiera llovió.
Me gusta tu relato, Laura. Se palpa en él la sinrazón de la guerra y el valor de esos jóvenes soldados inexpertos.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Gracias Sara. No sabía que se publicaban tan rápido, ha sido una sorpresa encontrarme por aquí.
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Laura, a mi también me ha gustado tu relato. Qué casualidad, el mío también va de la guerra. Lluvia y guerra, curiosa combinación. Me ha encantado el título, esa metafórica lluvia de cruces blancas. Y ese final, «todo ocurrió como estaba previsto», la vida es así, todo sucede como estaba previsto.
Un abrazo y suerte en el concurso.
¿También va de guerra? …ahora mismo lo leo. Gracias por comentar aquí y allí (en el blog), y a veces….no todo ocurre como estaba previsto …¿sabes? : precisamente en el asalto de los Rangers en Normandía, no estaba prevista esa carnicería….¿o sí?. 😉
Un abrazote para tí.
Pues fíjate que ya echaba de menos yo tu participación. Y ha merecido la pena. Toda una triste historia enmarcada de guerra, y fondo de lluvia. Muy buena, Laura.
Un abrazo.
Gracias por echarme de menos… y gracias por tu comentario Miguel Angel. Lo pensé tanto que casi no llego al día …pero creo que ha merecido la pena esta participación. Me siento muy bien con los comentarios aquí volcados, que creo son todos sinceros.
Un abrazo
Laura, es una despedida triste, porque todas lo son, y más si esta se produce en medio de una guerra.
Suerte para este concurso que me encanta.
Abrazos y a seguir escribiendo.
A mí también me gusta Nicolás. Es una suerte coincidir varios de nosotros entre esta lluvia que promete escampar y anunciar un nuevo verano lleno de emociones.
La despedida es tan triste que a poco lloro.
Besos
Me gusta Laura, recuerdo «Hazañas Bélicas» de mi juventud y reflejas muy bien lo que tuvo que ser una guerra. HORRIBLE.
Suerte
Gracias Epífisis, aunque no he vivido una guerra ni deseo vivirla, puedo decirte que tras un viaje a uno de nuestros peores horrores de la historia, comprobé que nada de lo que se lee…es tan filedigno como llegar a palpar los terrores vividos por otros, aunque sea en un museo o a los pies de sus tumbas.
Un abrazo y gracias por este comentario.
Maravilloso Laura.
Sinceramente, de tus micros este me ha fascinado. Parece una novela escrita en cuatro renglones. Está cargado de una adecuadas dosis de intensidad, emotividad y amor.
Felicitaciones!
UN saludo.
GRACIAS moderato, es un honor que me digas esto, y que pronuncies los cuatro renglones que le han dado vida. No sabes cuánto te agradezco tu comentario y que te haya gustado.
El placer del escritor, o del aprendiz de escritor : es ser leído. Y si gusta, el placer es doble.
Un besote.
La crueldad de la guerra, vidas y más vidas sacrificadas por el poder y la ambición de cuatro… Me gusta como lo has contado Laura es muy visual.
Besos desde el aire
Gracias Rosa por apreciar el tono visual que quise ofrecerle. En realidad es una escena que la he «sentido» por así decirlo, muy dentro. Creo que ese acantilado me ha obsesionado.
Besos querida amiga.
Está muy bien logrado el micro, Laura. Las tres palabras finales cierran adecuadamente el texto, ya que, como se intuye que el personaje va a morir, ese «ni siquiera llovió» le da la vuelta de tuerca necesaria para que el micro tome por asalto al lector. Felicidades.
Saludos
Ay, Laura, creo que mi comentario se borró 🙁
Te decía que el micro estaba muy bien logrado y que fue un acierto de tu parte cerrarlo con esas tres palabras finales porque la muerte del protagonista se intuye pero la frase final le da la vuelta de tuerca que toma por asalto al lector. Felicidades.
Abrazos y suerte
Gracias Gabriel, es un final muy pensado, no creas que sallió de la noche a la mañana. Me alegro de que lo veas de esta forma y este comentario tuyo en este lugar. Gracias sinceras, amigo.
Y es lo que pasa con las guerras, se mezcla tanto todo (pero tanto) que uno no sabe si cae el agua sobre los cuerpos o los cuerpos sobre las cruces o las cruces sobre la tierra… maravilloso instante de dolor captado con maestría.
De guerras y de chicos lanzados al vacío muy bien sabemos los argentinos.
Un fuerte abrazo por compartir esta conmovedora historia.
Qué razón tienes Juan, todo se mezcla en una amalgama gris y negra, en la que los ramilletes de la sangre derramada terminan bajo la tierra significada por una triste cruz blanca.
Un fuerte abrazo para tí, y qué dolor el de Argentina y el de todos los países en semejante sinrazón.
Muy visual, Laura. Se palpa la sinrazón y la tristeza de la guerra bajo esa amenaza de lluvia.
Besitos
Gracias Elysa, me alegro que puedas ‘tocarlo’, me encanta cuando se pueden «ver».
Besitos