ABR.103. EVOLUCIÓN, de Mar González Mena
Todas mis cosas cabían en una mochila. Cada vez que llovía, mamá nos obligaba a recogerlo todo y, en cuanto escampaba, teníamos que marcharnos. No me gustaba la lluvia. A ninguno de nosotros nos gustaba la lluvia. Ellos salen después y arrasan con todo. Por eso teníamos que marcharnos y buscar otro lugar para vivir.
Eramos nómadas, pero mi papá es muy listo y encontró la solución. Nuestra nueva casa tiene el tejado rojo con unos puntos blancos muy divertidos. A mí me encanta, pero a ellos no, por eso es tan segura. Después de nosotros, todos los demás se mudaron a casas como la nuestra. Desde entonces, a los gnomos no nos molesta la lluvia.
Precioso, Mar. Es que ellos es lo que tienen, que arrasan con todo lo que se come sin tener en cuenta a los pobres seres que pueblan los bosques.
Un abrazo.