ABR.37. ELLA, de Carmen Andújar
Como maceta fuera del tiesto, así estaba aquella mañana de lluvia. Se había levantado con un cansancio enorme y no sabía el porqué.
La noche fue movida, aquel sueño le hizo dar vueltas durante toda la noche y le dejó agotado. Caminaba por las calle, enfundado en una gabardina negra, el cuello levantado y un sombrero calado hasta el fondo. La calzada mojada reflejaba su figura desdibujada. El chapoteo de sus zapatos en contacto con la misma era el único sonido que se sentía. Caminaba sin rumbo fijo, esperando que alguien le guiara, la mirada perdida hacia el horizonte, donde las imágenes se borraban. De pronto, de aquella bruma, de entre la lluvia, aparece una niña que con una gran sonrisa corre hacia él, abre los brazos, pero al intentar abrazarla desaparece.
Se mira al espejo, las ojeras le dan un aspecto terrible, una buena ducha lo arreglará todo. Se prepara un café bien cargado, lo necesita. Gabardina y sombrero en mano, se dispone a salir, tocan al timbre; abre, una mujer joven lo mira:
–Hola, papá… Igual que se la llevó, la trajo la lluvia
Me gustó ese despertar entre sueños y burmas, Carmen; es cierto que, como veletas, el viento y la lluvia nos mecen y zarandean.
Bikiños
XoseAntón
Me gustó esa realidad intermedia entre sueños y brumas, Carmen; y tienes razón en que el viento y la lluvia nos convierten en veletas que van y vienen.
Bikiños
XoseAntón
Gracias Xose, me alegro que te guste .
Un beso
Un relato «circular»: articulas una historia completa de presente y pasado, de realidad y sueño en un espacio muy breve. Y eso es dífícil de hacer. Muy bien.
Ramón Alcaraz