ABR.49. BOSQUE ADENTRO, de Lorena Garcia
La lluvia trajo el deseo inmediato de fundirnos en un solo cuerpo, su mano acaricio mi rostro y susurrándome al oído me dijo: No tengas miedo. Me acercó a su cuerpo y me apretó fuerte contra él. En ese momento entrelazamos nuestras manos fuertemente y comenzamos a correr bosque adentro, llegamos a un lugar donde la vegetación no permitía el paso de la lluvia y apenas nos mojábamos, si se mojaban las ganas de unir nuestros cuerpos. Sus manos fuertes desabrochaban mi blusa y yo inexperta temblaba solo al roce de la yema de sus dedos, sus manos se deslizaban recorriendo todo mi cuerpo y allí desnudos acariciándonos pensé morir de amor. Sus ojos azules no se apartaban de mis ojos y su mirada profunda me decía que me amaba, sus manos amarradas a las mías predecían que no nos íbamos a separar jamás y el susurro de una pequeña cascada de agua marcaba el ritmo de nuestra entrega. Y allí en aquel bosque solos tu y yo, amándonos desnudos bajo el sentir del agua nos entregamos el alma para siempre.