ABR.57. TORMENTO, de Òscar Pareja
Fue un beso, casi sin quererlo, inesperado. El único que nos dimos que, como la tormenta, empezó con rayos y truenos que tapaban los latidos de mi corazón. Fue un beso mojado, húmedo, lleno de magia que ninguno podíamos esperar pero que sucedió como la lluvia que lo trajo. Durante la tormenta todo parecía un cuento de hadas en un ambiente de novela gótica. La oscuridad, los rayos, el sonido del trueno, el bosque dónde nos encontrábamos, la lluvia cayendo sobre nuestros cuerpos pegados, la bruja, el monstruo encantado. Lo deseaba pero sabía que todo aquello se rompería con la aparición del sol.
Y así fue. Salió el sol y la vida que nos dió aquel beso, desapareció ante nuestros ojos. El pánico se apoderaba de nuestros cuerpos y ambos sabíamos que todo volvería a ser como antes de la tormenta. Él marcharía a su charca, a la espera de que alguién lo besara para convertirlo en hombre definitivamente. Y yo seguiría buscando el hechizo que me permitiera ganar su corazón para siempre. Mientras, mantendría el hechizo de la transformación en rana para que nadie me lo robara y así evitar el beso fatídico de cualquier princesa enamorada
estoy leyendo con mucho gusto todas las contribuciones… tantas descripciones bonitas y hasta hermosas…
pero… pero hoy al leer este relato, este «verdadero» cuento, no puedo menos que escribir como comentario que realmente me «hechizo»…
de antemano este «beso inesperado» me había atraído porque una vez me ocurrió una cosa parecida, luego la descripción «gótica» de la tormenta siguió llamándome la atención…
pero a partir de:
«Él marcharía a su charca…» fui tan sorprendida (y cuando uno tiene una vida tedia se necesita ser uno sorprendido) que me quede mas que «encantada» por alguna bruja, ne quede «hechizada»…
y decidí, con resolución mantener, yo también, «el hechizo de la transformación en rana para que nadie me lo robara»
Gracias por tus palabras y disculpa mi tardanza en contestarlas. Encantado que te haya hechizado.