ABR.82. CAMBIO CLIMÁTICO, de Esperanza Temprano
Hace dos semanas que empezó a llover. Cuando cayeron las primeras gotas lloramos las últimas lágrimas, esas que teníamos reservadas para cuando se terminara la sequía, pero todo sigue igual: el arco iris sigue emitiendo en blanco y negro; las nubes convertidas en estropajos de aluminio añoran los tiempos que parecían bolitas de algodón; las partículas de polvo suspendidas en el aire se han transformado en pelotas de fango que explotan sobre nuestras cabezas y el olor a podredumbre se ha instalado en nuestras narices. Cada día amanece uno de nosotros comido por el moho, vamos quedando pocos y lo peor de todo es que ya no tenemos lágrimas para decirnos adiós.
espectacular, Esperanza, has conseguido imaginar un escenario coherente a la vez que espectacular, suerte
Escritora, un microrrelato muy poético con imágenes muy preciosas a pesar del tema tan triste que trata. Ojalá el cambio climático sea para bien.
Un abrazo, Escritora.
Las lágrimas son importantes, son como una catarsis. Mientras hay lágrimas hay esperanza. Si ya no nos quedan, estamos perdidos. Maravilloso relato Esperanza. Un beso.