ABR09. TEMPLARIOS Y CALATRAVOS, de Jesús Alfonso Redondo Lavín
Nunca sabremos si aquellas maldiciones fueron realmente pronunciadas, o fueron apócrifas leyendas. Tampoco sabremos si sus fatales resultados fueron casuales o causados.
Martos, Jaén, Agosto 7 en 1312; dos caballeros de la Orden de Calatrava, los hermanos Carvajal, encerrados en sendas jaulas de hierro con puntiagudos punzones hacia su interior, son arrojados peña “ayuso”, desde el lugar llamado Malvecino, acusados, con “tuerto”, del asesinato, en Palencia, de Antonio Benavides, secretario del Rey Fernando-IV. En su agónica caída, “emplazan” al Rey a juicio ante Dios en el plazo de treinta días. Sus cuerpos manaron su última sangre en la Cruz del Lloro.
París, Sena, isla de los Judíos, Marzo 18 de 1314; cuarenta caballeros templarios se consumen en suplicio de hoguera, condenados por “relapsos”. Jackes Molay, el septuagenario maestre, en plenas llamas, “emplaza” a juico de Dios, antes de que terminase el año, al Rey francés Felipe-IV, al Papa aviñonés Clemente-V, y al vesánico vengador de albigenses y abofeteador de pontífices, Guillaume de Nogaret.
Todas las profecías se cumplieron.
Sospecho que fueron escritas años después de consumados los suplicios y los “emplazamientos”. Así quedaron para la historia épica del naciente siglo XIV, y para redención de los injustamente torturados y ejecutados.
Sabiendo cómo controlas la longitud de tu árbol genealógico, sospecho que hay entre sus ramas algún templario de los quemados en tu historia. De todas formas, hoy nos premias con una lección de historia medieval. Pero con repelús; pensar en ese rodar ayuso de la roca con pinchos, duele. Y pincha.
Pues esta Semana Santa he estado aumentando mis ancestros, mejor dicho, los ababúnculos vizcainos de mi mujer. Tengo ya 5.320 sujetos colgados del árbol. El programa que uso, «rootsmagic», aguanta bien tanas entradas.
Lo de «ayuso» lo puse para excitarte Miguel Ayuso.
Mal puedo venir de templarios, dados sus votos de castidad, y si vengo de ellos será de forma clandestina, sin huellas ni genuinas ni apócrifas.
Miguel, no te entretengas, vigila los ríos que se te están saliendo de madre.
Un abrazo.
Una buena crónica histórica de perdedores y emplazados. Lo cuentas de manera tan veraz, que nos salpica la sangre de las víctimas. La vida siempre ha sido cruel.
Gracias Paloma C; esta vez no vas a poder añadir palabras en tu «diccionario Lavín» ya que lo de «ayuso» en el sentido de «abajo», «tuerto» en el sentido de «calumnia» y «relapso» que era el que se desdecía de lo declarado previamente, normalmente bajo tortura, son palabras que trascienden el ámbito cántabro. Otra ves será.
Un beso.
¡que bien lo cuentas!…
que sean hechos reales o leyendas, de la época medieval o del siglo XIX, tiene todo lo que escribes un sabor especial que lo hace totalmente verosímil…
esto supone una documentación muy «cerrada»… felicitaciones
Hola Kistila. Pues el tal Fernando IV (un poco cabroncete) que era hijo de María de Molina ( la de la calle tan conocida de Madrid), quedó para la historia con el sobrenombre de «El Emplazado».
Besos.
Tiene todo el aspecto de una crónica real, aunque mis conocimientos de historia no me permiten saber si lo es o no, pero como dice Kistila, la verdad es que en este caso da igual. Enhorabuena.
Hola Doña Ana, es como siempre un privilegio que te pares a leer y comentar mis relatillos.
Gracias.
Muy buena clase de historia, mezclada con leyenda. Lo cuentas de una forma muy real. Somos capaces con la mente de trasladarnos a esa época. Gloria Arcos
Tengo un apartamentito en Mijas y cada vez que bajo desde Madrid, procuro hacer alguna parada en esos pueblos del sur tan llenos de historias. En mi anteúltimo viaje paré en Martos y recorrí el escenario de lo que os cuento. La verdad es que impresiona imaginarse el suceso en el lugar en el que aconteció.
Besos.
Jesús Alfonso, relato costumbrista de una época bastante negra de la historia de España. Bien ambientado. Suerte y saludos.
Jesús, supongo que en mi relato no se refleja que era ésto justamente lo que yo estaba buscando ( o sí?). Justamente. Lo que es divagar. Enhorabuena, lo bordas. besos! Nieves
Tu relato es muy bueno y hecho con gracia. Va mejorando tu sentido del humor, cosa de la que me alegro sobremanera.
Ah… si tenemos que ir al water, tú vete al tuyo y yo al mio, como Dios manda.
Besos.
Así ha sido relatado en los libros de historia. Lo puedes contar así, que no te engaño.
Gracias por comentar, Ana-
Hola Jesús. Tu estupenda narración me ha recordado otra magnífica obra sobre los reyes de Francia donde se narra la maldición del jefe de los Templarios. Son siete libros agrupados bajo el nombre de «Los reyes malditos», de Maurice Druon. Me ha encantado lo bien que sabes cerrar el relato. ¡Enhorabuena!
Aquí está mi cronista preferido, aunque este relato me deje más indiferente por la lejanía espacial. Me ha recordado, eso sí, a la muestra de instrumentos de tortura que solían exhibir en Santillana, tremenda.
Sigue en tu línea, Jesús, pero vuelve de vez en cuando al terruño.
Un abrazo.
No te preocupes que no puedo sacarme la «tierra de las uñas».
Lo que pasa es que también me gusta la historia y la leyenda.
Para que comulgues este mes te cedo estas redondillas:
«Ciudadanos de Arredondo andad con mucho cuiodao que os puede caer encima la peña de Bustablao»
Y esta otra más conocida:
«Si vas a Torrelavega lleva piedas en la mano porque nos quieren pegar los mozos de Campuzano».
Besos.
Pues te regalo otra, de la que fue protagonista el padre de mi padre, Manuel Revuelta (a saber lo que habían tomado, creo que algo de más):
El carrucho del francés,
puente abajo lo tiraron,
los mozos de Carandia,
el día de Jueves Santo;
cuatro fueron a la cárcel
y a buenas se arreglaron.
¡Ay, Merino! , ¡Ay, Merino!
Las gallinas te han robado,
ya no te queda a ti en casa mas que tener un buen vino y vivir con más cuidado.
Un abrazo, Jesús.
Pues mi abuelo Victoriano Lavín, ya octogenario, gustaba de repasar con la azada su huerta. Tras un matorral su acérrimo vecino y enemigo, Sierra, le tiraba trozos de tierra y se escondía. Harto de la burla mi abuelo gritó: No me tires con terrones, tírame con los coj… y así quedó la sentencia para la historia.
Otro abrazo.
Me ha gustado tu crónica que sospecho que está basado en hechos o leyendas reales. Aquellos monjes que mataban a los que no creían en un dios que mataba a los que no creían en él. En mi opinión bien muertos estén todos. Buena documentación. Suerte a fin de mes en el reparto de quesos.
Relato histórico, ameno y bien escrito.
Felicidades. María Rojas
No se sabe si la maldición fue realmente pronunciada, pero lo cierto es que en el curso del año murieron los tres personajes. En el libro de Matilde Asensi «Iacobus», un monje es enviado para investigar las tres muertes, sospechan que puede ser obra de la propia Orden del Temple…
Un abrazo y suerte.
Jesús, vaya trabajo, parece un tesis del universidad. Yo soy un experto de la casa de borbones (también de los Austrias) muy buen trabajo se nota que dejaste el alma al texto. Te deseo mucha suerte amigo, Sotirios.
Buenaaaaaaaaassss, sobre templarios, recomiendo encarecidamente la obra de Jose Luis Corral. Sobre buenos micros, históricos, imaginarios, cántabros o lo lezamatarras, recomiendo la obra del Sr. Redondo Lavin.
Queridaaaaaaaaa, tu sigue inflándome el ego, pero no te pases, que igual reviento.
Graciassssssssssssss.