ABR11. APARIENCIA, de Sergi Cambrils
‒Al fondo a la derecha ‒le dijo el encargado del tablao flamenco al señor misterioso.
Aproveché para contarles que lo había visto algunas tardes pavoneándose por el parque vestido con gabardina negra, sombrero de copa y moviendo enfurecido un paraguas cerrado a modo de lanza. Parecía librar batallas invisibles con su afilado paraguas y bramaba frases sin sentido mientras creía cabalgar sobre un corcel. Agotado se sentaba en un banco y sacaba de sus bolsillos unas bolas de pan que debía preparar en casa para hundirlas en las punzantes uñas de su mano derecha. Así es como daba de comer a las hambrientas palomas.
‒Un pincho al estilo Lobezno ‒dijo Pepe advirtiendo que estaba loco de remate.
En poco salió del de caballeros y se dirigió tranquilo hacía el escenario donde una cálida luz iluminaba una silla de mimbre. Cogió la guitarra que le ofreció uno de los cantaores y se sentó cabizbajo. Cuando el silencio inundó la sala la hizo sonar con brío y nos quedamos boquiabiertos al contemplar, en aquel recóndito local, como la maestría de un chalado desconocido superaba con creces a la de los famosos consagrados.
Muy bella loa sobre la locura. A veces ellos poseen mayores dones que los que nos creemos cuerdos. Precioso.
Gloria Arcos
Dan ganas de saber más de este misterioso personaje, brillante guitarrista, tal vez trastornado por pasiones y excesos.
Un saludo y suerte.