ABR41. APRENDIZ DE REY, de Mercedes Solsona
Un joven caballero con el ceño fruncido, mohíno y cabizbajo, recoge la falsa espada que yace abrumada en el suelo y se cubre la cara con manos abotargadas por tanta presión ejercida sobre la madera.
La risita nerviosa de una doncella que, oculta tras la celosía de un ventanuco de palacio, deleita sus carnes tiernas con el tufo a sudor que destila el cuerpo del mancebo, rompe tímidamente un silencio vergonzoso y vergonzante.
El sol, cruel y despiadado, derrama aceite ardiente sobre el maestro. El discípulo, torpe y arrogante, entristece ante tanto intento errado.
La escena, propia de saltimbanquis, malabaristas y comediantes, termina con un bronco improperio por parte del monarca que sufre las pericias que acontecen en el patio: ¡Digno hijo de tu madre!
Original y muy bien estructurado. Me ha gustado mucho Mer, una idea muy original.
Suerte.
Un abrazo.
Muchas gracias Yolanda. La verdad es que me hace falta algo de ánimo… Llevo una temporada con desánimo…
Un abrazo.
Más… más…. me dejas con ganas de leer un poco más.
Distinta, intrigante,….., historia muy bien contada….
Felicitarte por tu originalidad y facilidad para engancharme a tu historia.
Gracias Rosa, siempre tan generosa… Un beso gordo.
Cuánto echábamos de menos la frescura de tus palabras por estos lares… Estupendo relato
Bienvenida
Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras. Un abrazo.