ABR67. DE CORCELES Y DESTINOS, de Lisardo Díez Llamazares
-¿Cómo es que últimamente vienes tan a menudo a verme? ¿Ya no tienes trabajo?
-La verdad es que no -contestó Rocinante a su amada-. Desde que Dulcinea aceptó casarse con él, mi amo ya no es quien era. Ha dejado de perseguir sueños.
-Ciertamente, -relinchó la yegua- ya no quedan caballeros…
Otro amor que mata? No, en este caso te manda al paro!! MUY BUENO, ORIGINAL, DIVERTIDO….
Muchas gracias, Aurora, por tu comentario. Siempre es una satisfacción conseguir mover algo en el interior de alguien.
Un saludo