ABR69. UN CABALLERO ACTUAL, de Nicolás Jarque Alegre
En una calle de Carabanchel, de cuyo nombre desconozco, —lo siento nunca estuve allí— vivía un joven poeta que se ganaba la vida como jardinero. El cuidador de rosas, como buen trovador, se enamoró de un imposible. Doy fe. Y como no quiero ni puedo extenderme como Cervantes, les mostraré la escena que resume esta historia particular y que bien podría servir para cerrarla o dar inicio a una narración más extensa.
—¡Oh, bella dama de mis desvelos! Permítame que mis ojos se deleiten con su hermosura.
—¿Otra vez tú?
—Acceda a que le recite unos versos nacidos en mi corazón…
—Mira, si no te marchas y me dejas en paz, llamo a la policía. ¡No trato con gente de tu clase!
—Pues ha de saber emperatriz del Barrio de Salamanca que parto en busca de posibles y que regresaré para colmarla con las atenciones que se merece.
Y se despidió, dejando el poema firmado con su nombre completo, para unirse al final de la calle a un rechoncho individuo.
Pasado el tiempo, gracias a las averiguaciones que he realizado sobre él, sueño que cumpla su palabra y me extraiga de mis labores de la casa de los Mirañar.
Sí que parece todo un caballero, lo que no sé es si tendrá esa palabra… La doncella ¿Quedará esperando?…
Me gustó mucho Nicolás, te deseo mucha suerte.
Un abrazo.
Yashira, si es un caballero volverá y más si está enamorado. Otra cuestión es de qué forma.
Suerte también para ti.
Un abrazo.
Está claro, ya no sabemos reconocer a los verdaderos caballeros. Habrá que estar mas atentas a ver si nos rescatan de tanta penosidad, y de paso a ver si «desfacen» algún entuerto, que por las sedes de los partidos políticos y hasta de las reales casas abundan un montón.
Saludos.
Asunción Buendía.
Asun, hay un paralelismo intencionado entre este relato y la obra de Cervantes, en el que la protagonista del mismo bien podría ser Dulcinea del Toboso y el trovador soñador Don Quijote. Aunque no se crea, es una historia que estoy seguro que es real.
Abrazos.
Nicolás, tu relato es arriesgado al mezclar tipos de narradores. No me acaba de convencer, problema mío, seguro.
Ximens, agradezco tu comentario y siento volver a provocarte un aturdimiento en la lectura de uno de mis relatos. Indicarte que no aprecio, ni ahora que he vuelto a releerlo, la confusión de narradores que apuntas. Otra cuestión es si el relato te gusta o no, y ya veo que no. El día que te convenza algún microrrelato mío, me preocuparé.
Suerte en el concurso, un abrazo.
Ay, que no apareció el príncipe esperado y tira de agenda la criada. Simpático micro.
Un abrazo.
Susana, la desesperación provoca que uno o una se agarre a cualquier clavo ardiente que le esté cerca. En este caso, parece que es así. Que ahora anhela la presencia que anteriormente detestaba. Así es la vida.
Un abrazo.
Me gusta la moraleja de tu cuento: las oportunidades hay que aprovecharlas cuando se presentan, que luego puede ser demasiado tarde.
He mirado por curiosidad lo de Mirañar en Google, por si querías decir algo especial con ello y me he encontrado con El secreto de Puente Viejo,¿Es casualidad?
Un abrazote Nicolás.
Paloma, eso pienso yo, aunque luego esas oportunidades las reconocemos a toro pasado y entonces quizás ya sea tarde.
Qué curioso, Mirañar o Doña Engracia en otros relatos son apellidos o nombres que suelo utilizar por su sonoridad, o porque creo que son literarios. Me gusta comprobar que no soy el único que piensa igual.
Un abrazo.