ABR91. LA NÚMERO 13, de Mar Horno
Abogada en paro aceptó el primer trabajo que le ofrecieron. Su hora de entrada era cuando cerraba sus puertas el museo y salía a altas horas de la madrugada. El silencio de la noche agudizaba sus sentidos y amplificaba cualquier ruido que se producía en las grandes estancias. Todos los días lo mismo, abrillantar, abrillantar, y si fuese una, vale, pero no, veinticinco. Y el miedo que le daban. Parecía que emitían un suspiro de placer cuando les frotaba el peto. Cuando terminaba, recogía sus cubos y bayetas con rapidez y hasta imaginaba oír un chirrido oxidado como si giraran el yelmo para verla marchar. En una ocasión, le pareció que una de ellas, la que tenía las grebas y los espaldares dorados, acercaba levemente su mano y le acariciaba el pelo. Llegaba a casa con el corazón en la boca. Tardaba en dormirme horas y sufría pesadillas recurrentes. Decidió dejarlo. Aquello era un martirio. Hasta que un crepúsculo, adornado con una espectacular luna llena, la número trece se arrodilló con cierto esfuerzo y pidió su mano.
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Hola, Mar!
Preciosa historia, mezcla de realismo por la actualidad del tema con toque fantástico, la armadura que cobra vida… y buen homenaje a la ilustración inspiradora!!!
Te ha quedado un relato redondo!!!
Enhorabuena y te deseo mucha suerte… casi tocaya!!! (Mar…ta, je, jeee)
Un abrazo
Marta
Genuino estilo Horno !a disfrutar ! Me ha encantado.
Besos.
Mar una bonita historia, que además parece poner texto a la ilustración que nos acompaña este mes.me ha gustado mucho.
Saludos.
Asunción Buendía
http://tbtasuncion.blogspot.com.es/
Gustará más o menos,eso ya… pero el hecho de que no menciones la palabra ‘armadura’ en ningún momento, es un acierto técnico genial… un gesto de escritora.
Santi.
Una historia de terrorífica ternura.
Y nada menos que la número trece ¿tendrá algún significado oculto? 🙂
Tardé en darme cuenta de que hablabas de armaduras, pero las pistas en realidad estaban ahí todo el tiempo: el peto, el yelmo, la ilustración tan acorde, el tema del mes…
Me ha encantado, Mar.
Un abrazo.
Muy bueno. La ternura que florece al final, después del clima tenebroso me gustó mucho. Gracias por este lindo cuento.
Como todos los tuyos, un relato en donde conjugas lo bello y lo tierno, con lo siniestro. Es precioso, solo una pega que creo será un despiste en la transcripción: Ese «dormirme» está en primera persona cuando todo el relato está escrito en tercera.
El relato me ha gustado mucho. Cuando acababa una frase tenía ganas de seguir leyendo la siguiente…y así hasta el final 🙂 Muy buena historia.
Un abrazo.
María.
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Me gusta mucho el despliegue imaginativo, tan de Cortázar y, a la vez, tan tuyo, Mar, un gran trabajo, como siempre!!
Lo que creo que empaña (y bastante esta vez, la verdad) la lectura, es la abultadísima repetición cacofónica de -abas y -adas que se repite a lo largo de todo el texto, en mi opinión habría que revisarlo un poco y combinar con otras formas verbales (meter más en -ía, por ejemplo, o jugar con algún gerundio, que se yo), para dejarlo redondo. Material hay, y del bueno, pero la forma también es importante…
Un fuerte abrazo y mucha suerte, Mar.
NACHO RUBIO
Mar, el secreto de un buen cuento es que el lector está intrigado y tú desde luego lo has conseguido. Muy ingenioso y el final para poner el pelo de punta. Lo más importante es que da mucho placer a leerlo. Enhorabuena maestra me gustó muchísimo como todo lo que escribes. Un fuerte abrazo, Sotirios.
al leer tu relato que esta muy bien escrito, muy fluido, no deje de recordarme de dos relatos de febrero que tenían lugar en un museo…
acabo de averiguar que son el 118: Otelo en el museo y sobre todo el 71: Pareja de baile…
es la misma impresión de «verosimilitud»…
Es un relato muy ingenioso y lo he disfrutado hasta la última palabra. Saludos.
No puedo responder a todos como quisiera pero os agradezco vuestros comentarios. Este mes hay muy buenos relatos. Mucho trabajo para el jurado. Un abrazo para todos.
Empiezas con una abogada en paro, por el camino nos cuentas sus vicisitudes y como remate, magia pura. Cuando sea el próximo reparto de musas, avísame.
Un abrazo.
Un relato de género fantástico (y si no lo es lo haces), en el que alineas desde el desperdicio laboral, la soledad y llegas hasta el amor caballeresco. Ese caballero te llevará a la tabla de fin de mes. Suerte.
Muy ingenioso, bien escrito y con un toque fantástico pero totalmente acorde al relato. Si acaso ese uso de la primera persona (dormirme) cuando el resto es un narrador en tercera.
Muy bueno igualmente. Suerte y un saludo.
Félix Valiente
Qué bueno Mar, aunque no sé yo si eso me alegraría, ver una armadura arrodillarse para pedir mi mano, más que alegrarme me mataría el susto.
Felicitaciones por la imaginativa historia y mucha suerte.
Qué lindo Mar, el número trece me ha dibujado una sonrisa.
Un beso
Me gusta por su oscuridad medieval y a la vez lo pegado que está a la realidad. Por ese ambiente siniestro donde lo último que te esperas es encontrar el amor.
Sólo falta que la chica le diga que sí y cante luego el «We found love in a hopeless place» de Rihanna.
Lo único que me despistó fue esa frase en primera persona que se coló entre armaduras.
Lo dicho, una gran propuesta.
¡Un saludo!