ABR99. DOMINGO, de Micaela Tochi
El besaba a Ana con ternura, acariciaba sus manos y su pelo. Le leía cuentos y le hablaba de sus planes de familia. Y aunque también hubiese querido marcar sendas dactilares por todo el cuerpo se contuvo.
Como en cada salida dominical Bety oficiaba de vigilante. Nadie quería que los novios estuviesen a solas ¡» a ver si los tentaba el demonio«! Pero como buena hermana se las arreglaba para desaparecer y dejarlos. Aprovechaba para ver a Julio, un viudo con el que se alegraban la tarde.
Finalizado el paseo se encontraban los tres y volvían como si nada hubiese sucedido. Bety esperaría ansiosa el próximo domingo. Ana se resignaba… su caballero se transformaría en hombre después del casamiento.
ASí eran las cosas, los caballerosos novios respetaban a sus damas, aunque no siempre. Bonito retrato de otros tiempos.
Saludos.
Gracias Asun por tus palabras. A este relato lo hice pensando en las vivencias que me ha contado mi abuela de 87 años.Un día me confesó «que si volviese a nacer disfrutaría más del sexo». Esta confesión me resultó graciosa pero triste a la vez. Los caballeros respetaban a sus damas, pero después se casaban y muchas veces esos hombres olvidaba el cortejo y la delicadeza. Un abrazo!
Me pregunto que quién vigila a Bety, que es la que lleva peligro… ¿No tenían algún hermano para salvaguardar el honor de esta joven licenciosa? Tiene buen tono este micro, buen enfoque.
Un abrazo.
A Bety no le importaba el honor me parece! Un abrazo y gracias por pasar. Disfruto mucho de este espacio de lectura.
Hola Ana! asi es, había que cuidar las formas. Un abrazo.
me ha gustado mucho tu micro porque a mi también me contaron vivencias de estas épocas adonde «la femme honnete n’a pas de plaisir»: la mujer honesta no tiene de sentir placer…