24. ACORDES (PURIFICACIÓN RODRÍGUEZ)
Yo había elegido aquella partitura de Brahms. Sus acordes y el suave movimiento que los acompañaba, me iban adormeciendo tan plácidamente que me dio por imaginar que era un feto, flotando feliz en su líquido amniótico sin más preocupación que dejarse llevar en los brazos del tiempo.
Hasta que, de repente, un atronador ruido, bronco y desagradable, me devolvió de golpe a la realidad y me vi aquí abajo, dentro de mi mullida caja, rodeada de este frío y esta oscuridad sin bordes.
No quise que me incineraran. Siempre he odiado el calor.
Purificación, la fantasia y su imaginacion la salva durante un tiempo, la realidad se le impone. Dices mucho mas de lo que cuentas. Suerte y saludos
Has sabido llevarnos desde la tristeza de la muerte hasta ese toque final de humor negro. Besos migui.
Creo que deberíamos tomarnos el fin como nos tomamos el principio, con algo de temor, un poco más de incertidumbre y mucho humor. Gracias por leerme, guapos.
¿O sea que no se hizo a tu manera? ¿El ruido es el del incinerador? Qué atroz… Tremendo. Felicidades, Purificación!
Pues desde luego las cosas se hicieron a su manera… ahora cabría preguntarse hasta qué punto se arrepiente tu protagonista. Le has dado un buen giro a la propuesta y nos has dejado un gran micro. Mucha suerte 🙂
Buen micro negrísimo.
Felicidades
Imaginar el principio ya en su fin, dos caras de una misma moneda. Por lo menos en su final tiene opción de tomar decisiones. Muy original tu aportación al tema, aderezado con un toque de humor negro y claustrofóbico, jajaja. Abrazos y felices fiestas.
El ruido atronador era el de la tierra al golpear el ataúd. No la incineraron, cumpliendo sus deseos. Por fin se hizo todo a su manera. Un beso y…..
¡¡¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!!!