AGO09. LEY NATURAL, de Nieves Martínez Menaya
Detrás de aquellas nubes que amenazaban lluvia, un sol benevolente que parecía estarse demorando, se escondía dispuesto a despertar a una aldea dormida con su cálido abrazo. Una vez más, Franz debía de esquivar aquel enorme enjambre que desde hacía un tiempo amenazaba con robarle el néctar de sus flores. Rápidamente, él debía extraerlo, transportarlo y depositarlo en el recodo que había encontrado bajo el tejado del cobertizo donde aún se encontraban sus viejas bicicletas. Ahora, aquel era su hogar. Allí, ambos habían decidido que sería el lugar donde criar sus larvas. Ella no era como Milena, pero se había enamorado de una abeja reina que no hacía otra cosa que esperarle solícita.
Aquella mañana, desde el seto que bordeaba el camino, Franz vio a su madre que, tras las últimas tormentas, se disponía a limpiar los canalillos. No lo pensó dos veces. Recordó que era alérgica. Divisó desde lejos su cuello terso y blanco y clavó su aguijón en una yugular que apenas tuvo tiempo de evadir su destino. Al fin y al cabo, – pensó- él sólo obedecía a un básico principio. Y se internó en la celda donde una reina inquieta le esperaba.
Nieves, ¿ficción, realidad? son fondo de un asesinato extraño y calculado; donde no hay arrepentimiento; imagenes claras de la sicología del personaje. Suerte y saludos
No veas, desde entonces llevo collarín y no me lo quito ni para dormir! ( por si acaso)
😉 😉
Si es que nunca se sabe ! como para fiarse. Ya te digo! Un beso
Nieves, los canalillos no se tocan y a los zánganos se les dejan en paz.
Un beso
O sí.
Un beso, fermoso
Una reina que destrona a otra, buen título para buen relato. Suerte, un saludo.
Breve pero intensa, me gusta tu comentario.
Única saliendo y entrando, y entreverando diversas realidades, mundos igual de terribles que maravillosos para confusión y solaz del indefenso lector. Qué bonito, qué bonito, qué bonito.
Indefenso lector, indefenso lector, indefenso lector….. voy ahora mismo a la Wiki a ver si encuentro el término. ( tú no serás el que se me ha espanzurrao anoche en el parabrisas, verdad? tu cara me suena. La próxima ándate con cuidado, hombre, yo no quería)
Las reinas mandan mucho y a sus vasayos los dominan de tal manera, que ni a la familia se rspeta.
Muy bueno tu micro. Suerte.
Besicos muchos.
Así es.
Gracias……Casa Encendida ( me da «nosequé» llamarte así, ahora que dicen que vuelve a subir la luz y yo ando todo el día apagando luces!)
Besos!
En el mundo animal, que culpa tienen ellos, es el instinto el que dicta las conductas. A veces los bípedos humanos justifican sus propios comportamientos, en que algo debe quedar de aquellos instintos en el ADN Darwinianamente acumulado.
Suerte y que no nos vengan avispas a la paella.
Verdaderamente somos todo ADN . Será que tenemos poco margen para ser nosotros mismos? y luego nos creemos tan guais. Está claro que kafka supo sacar partido a ese 98,9% que compartimos con los bichos.
Eso, que no nos vayan las avispas a la paella ( ni a otros sitios) 😉
Besos!
Peor seria acabar siendo el Sr. Samsa. Mejor la posibilidad de conciencia y de futuro cuando está a la mano. Habrá que vivir.
Somos bichos de un modo u otro.
¿Qué habria relatado Kafka de haber vivido unos años más?
Agosto es un bien momento para el asueto, ya llegarán el frio y las habitaciones cerradas.
Nieves, muchas gracias por tus historias merecidamente premiadas.
Gracias, Ricardo, por tus inmerecidas palabras.
Y habrá que vivir, eso es
Lo leía ensimismado. Se me ha ido la mano al cuello como disimulando. Pero picaba. Al empezar a rascarme he recordado que lo había escrito Nieves. ¡Nieves asesina!. Me he despertado y me he puesto a escribir esto.
Te leía tan ensimismada que me he despistado y te he respondido abajo.
Esas son las reglas del instinto animal. Sobrevivir.
Suerte
Muy cierto, Anna. Caiga quien caiga. Y Franz supo adaptarse ( que no Gregorio) a su condición de autor. Ese mimetismo que se produce , ese estado en el que se funden autor y personaje.
Un abrazo
La yugular es algo muy atractivo, te advierto
( si pasa algo, estabas advertido 😉 luego no digas)
Madre mía y la pobre mujer seguro andaría preguntándose dónde estaba su hijo, jo, él apuntando a su yugular. Si es que… «Cria cuervos…».
Muy bueno tu relato Nieves, suerte con él.
No sé qué diría Freud de todo esto, el caso es que la nueva pulsión de Franz sobrepasó el amor materno por culpa de su amada. Eso es, «cría cuervos»…. 😉 😉 Gracias, Yashira!