AGO107. ANOPHELES, de Miguel Ángel Page
La sola idea de haber influido en su vocación ya me hace languidecer. Una fría punzada en mi pecho acompaña a ese zumbido insistente de dos palmos más arriba. ¿Qué me voy a encontrar?
Los hijos se miran en el espejo de sus progenitores, es algo inexorable. Tan pertinaz como el orbitar de los planetas o el devenir de las estaciones.
Siempre creí que otro mundo era posible. A pesar de las noticias que nos llegan de cataclismos, guerras y codicia.
Recuerdo su asombro, bien niña, al contarle las historias de mis viajes por Sudamérica, años antes de que su madre y yo nos conociéramos; sus dibujos de ‘negritos pobres’ o cómo conminaba a su hermano a cerrar el grifo porque en otros países faltaba el agua.
Era inevitable que acabara marchándose. La cara de su madre en Barajas, un poema. La mía, mezcolanza de satisfacción, miedo y nostalgia.
No tardó en ilusionarse con el proyecto. Sus llamabas así lo confirmaban. Se puede, papá. Luego su voz empezó a titilar del otro lado.
Hoy soy yo el que está a punto de aterrizar en Ghana. Con la esperanza de que aquel mosquito no la aparte para siempre de nosotros.
Hey!! Menudo homenaje a los cooperantes!! La verdad es qeu se lo merecen!. Muy bueno. Un abrazo.
Se lo merecen todo, ciertamente. Me alegra que lo hayas disfrutado. Un abrazo.
Orgullo y miedo. El peligro existe y ellos lo afrontan.
Enhorabuena y abrazos
Y cada vez lo hacen en situaciones más peligrosas…
Un saludo veraniego
¡Precioso! Un merecido honor a los que dan todo por otros menos favorecidos.
Felicidades.
Me alegra que disfrutaras la historia. Un abrazo.
Qué bonito… Como siempre
Gracias, Manoli. Como siempre tan maja.
Muy bueno, Miguel Ángel. Me ha gustado mucho la historia y el título. Se me quedó un poco colgado ese ‘zumbido insistente de dos palmos más arriba’, en la primera lectura di por sentado de que se trataba del zumbido del mosquito pero al leer que el avión estaba a punto de aterrizar, me ha quedado la duda si no sería el aviso de abrocharse el cinturón o algo así… Pero me parece magnífico, no solo como homenaje a cooperantes como dicen por ahi arriba, sino como testimonio de la gran importancia que pueden llegar a tener los ‘pequeños insectos’ en la vida humana. Algunos hasta ‘protegen’ grandes territorios de la presencia del hombre. Suerte y un abrazo.
El zumbido rodea todo el texto, está el mosquito, el avión y, sobre todo, los pensamientos martilleantes en la cabeza del padre.
Y sí, si el hombre si luchará cuerpo a cuerpo con la naturaleza lo llevaba claro. Gracias por marcarte un comentario así. Un abrazo.
Me gustó mucho como llevaste toda la historia y la manera genial de resolverla.
Un saludo,
Héctor Hernández.
Bueno, no diría tanto como eso, pero gracias. Me gustaba terminarlo así, más en el alambre y sin un dramatismo demasiado fácil, como pensé en primera instancia. Un saludo de verano.
Miguel Ángel, un merecido homenaje a todos aquellos que ponen en peligro sus vidas. Precisamente hoy es el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
Me gusta mucho como desarrollas la historia.
Un saludo.
Elena
Pues no lo sabía, qué bien que lo menciones entonces. Un saludo
Miguel Ángel, muy bien traído el tema. Al hilo de los mosquitos nos muestras que aún hay gente dispuesta a darlo todo por cambiar el mundo. Y a pensar que se puede, a pesar del final amargo que nos dejas.
Te felicito sinceramente.
Los insectos me tenían atascado este mes, hasta que di con el enfoque que quería y ya salió todo como un enjambre.
Y sí creo que se puede cambiar, aunque resulte un poco iluso pensarlo a veces. Gracias por tu comentario.
La pasión por ayudar se transmite como la malaria. Me ha gustado tu idea, Miguel Ángel.
Un abrazo
Juan M
Ojalá tuviera el mismo poder de contagio…
Un abrazo
Precioso Miguel Angel. Nuria.
Me alegra que lo hayas disfrutado. Un saludo.
Eres tremendo, Page, y eso que no eres padre aún, que yo sepa. Así, o casi, es como se sienten los padres cuando ocurre lo que narras, el sentimiento de culpa. Me gusta el detalle de las madres, pues siempre son las que llevan a los hijos en las entrañas. Ahora, lo que más me gusta es ese «Se puede, papá», que aliviará y justificará el sacrificio si ocurre lo peor. Creo que te lo has currado, te has puesto en el papel, como buen escritor. A ver si tienes suerte a fin de mes.
Pues que yo sepa tampoco, jeje. Me alegra que te parezca que haya podido conseguir esa voz, expresar ese sentimiento. Y más si viene de alguien que valoraba tanto la relación con su padre como ahora lo hace con su hija.
El hecho de marchar a un pais desconocido sabiendo que puedes sufrir calamidades como las que sufrió tu protagonsita, hace de los voluntarios gente a la que debemos admirar y esas palabras del padre cuando dice que su cara es un gesto de satisfación y miedo a la vez son muy clarificadora. Me gustó mucho y espero que tengas suerte con tu relato.
Un abrazo.
Puri
Cualquier cosa que digamos de ellos es poca. El punto de vista del padre lo consideraba muy importante.
Gracias por tus palabras. Por cierto, me gusta ese nick que tienes.
Vaya un micro que consigue tocar conciencias con el mosquito como protagonista en la sombra. Me gusta el enfoque que le has dado…
Un protagonista pequeño para un sentimiento grande. Gracias, Mel.
Estupendo homenaje a esas personas que sacrifican todo, a veces incluso la vida, por los demás. Ese padre a la vez orgulloso y aterrado, qué bien lo has plasmado.
Mucha suerte Miguel Ángel, a ver si ese mosquito te acerca a lo más alto. Abrazos.
Me atrae mucho el tema de los sentimientos encontrados, por ahí iba un poco también, sí.
Gracias, Yashira. Un abrazo.
Precioso homenaje a tanta gente anónima que se dedica a ayudar a los demás, Miguel Ángel. A mí me has dejado con un zumbido constante, pensando en las dificultades a las que se enfrentan y que nosostros desde nuestra comodidad no sabemos ver y muchas veces ni apreciar lo que hacen. Has hecho muy bien en recordárnoslo, utilizando muy bien el tema del mes.
Un abrazo y suerte.
Me alegra que te picara mi mosquito.
Un abrazo. Gracias, Rafa.