AGO108. LA COLECCIONISTA, de Saúl López Dufaux
Coleccionaba momentos de placer.
En ocasiones, se trataba de un placer breve e intenso, lo que tardaba la punta del alfiler en penetrar un cuerpo gelatinoso apenas protegido por una lámina de celofán. Otras, un mayor esfuerzo venía acompañado por una sensación tenue y prolongada que culminaba con un chasquido perceptible sólo para su oído, y que concentraba en un segundo todo el cosquilleo visceral de un viaje en la montaña rusa.
Con los ojos cerrados y el cuerpo todavía arqueado, prolongaba el tiempo recreándose en ese efímero puente de la vida a la muerte. A veces, en su soledad, casi podía revivir el instante en el que su presa estiraba las extremidades como queriendo abrazarle, para dejarlas caer después agotadas, inertes.
Y así, momento a momento, fue cubriendo las paredes de su casa con tableros de corcho enmarcados, mausoleos acristalados que guardaban lo que, para las visitas, no eran más que caparazones de insectos, y para ella, las prendas cedidas por cada uno de sus amantes.
Una afición muy pero que muy pasional y malvada. Y enfermiza. Debería probar otros pasatiempos sin alfileres una temporada.
Un abrazo.
Saúl, muy bien descritas esas sensaciones Suerte y saludos
Muy interesante y original. Muy bien narrado, no se pierde el interés por ver el final, que acaba resultando inquietante.
Enhorabuena y abrazos.
Malvada afición la de recrearse en el dolor ajeno.Suerte.Gloria
Relato con buen ritmo e interesante final.
Abrazos y suerte.
Están muy bien descritas esas morosas sensaciones, de las que disfruta tu protagonista en su malsana afición, en un texto tan corto. Da un poco de miedo que se quiera pasar a otro tipo de amantes de mayor envergadura.
Saludos y suerte para este mes.
Muy perversa y obsesiva la afición de tu coleccionista que disfruta prolongando la agonía de sus víctimas.
Me gusta mucho como recreas esa pasión asesina.
Te mando un saludo y te deseo mucha suerte.
Elena