AGO117. ABDUCCIÓN, de Anais Moutsanas Carela
Ninguna mujer era perfecta para él. Buscaba la que tuviera el pelo más sedoso, caprichosas curvas, cara de luna, y con una talla que él exigía. Llevaba su metro en plena cita, no importándole avergonzar a la muchacha en público mientras le pasaba la fría cinta métrica por pecho, cintura y caderas. Siempre él acababa mirándola ceñudo y la despedía sin ninguna respuesta.
La vez que encontró a su modelo de mujer perfecta, se puso tan contento que le sangró la nariz. Era asiática. Largas piernas sin un solo vello, y un cabello trenzado hasta la rabadilla. Sus labios eran caramelo, azul marino su vestido. Cuando él se lo fue desabrochando en el lecho, primero se dio cuenta de que tanto el pecho como el esponjoso nalgatorio reventaban de implantes. El último aliento del desgraciado fue después de observar que la mujer perfecta lucía la piel plateada.
Has narrado la historia con muy buen ritmo y unas descripciones sugerentes y poéticas en algunas expresiones.
Me gustó el tono final, pero me queda la duda de saber el porqué de esa piel plateada. ¿robot? ¿sirena?. Sea como sea está muy bien escrito. Felicidades.
p.d. Por el título, pienso que quizás fuera alienígena.
Ya dirás.
Saludos.
Cada quien encuentra lo que sin querer no imagina, y se lleva la sorpresa.
Muy bueno Anais
Un abrazo.
Anais, has escrito un relato muy bién construido y narrado, con detalles relevantes: la mujer era asiática, porqué en Asia inventaron aquellos robots (de aspecto femenino) que parecen vivos, cantan, hablan, bailan etc. Trata de desarollar la historia en un relato más largo, porque las 200 palabras forman un núcleo muy interesante.
Un abrazo.
Gracias mil, Antonia, Ana, El moli y Nicoleta:
Me alegra que a todos vosotros os haya gustado tanto. Sobre el secreto del relato, la pista está en el título, pero os insto a que dejéis volar vuestra imaginación, sin límites.
Ana, ¡cómo me gustan tus reflexiones! Estás llena de sabiduría, y lo mejor es que sabes expresarla para que nosotros nos beneficiemos con tus profundos conocimientos.
Como dices, querida Ana, en todo lo perfecto siempre hay trampa. Es un tema muy usado en la literatura, pues es una típica lección de la vida.
Un beso a todos, que me habéis hecho feliz a más no poder,
Anais
He leído el relato y en la cabeza se me iban conformando viñetas de cómic. Lo que quiere decir que tu relato tiene fuerza visual e interactua muy bien con la imagen.
Un abrazo.
Anais, a mí me pasó igual que tu protagonista. Encontré la mujer ideal en mi cuento pero con una pequeña diferencia en pleno apogeo… ya sabes, el plátano.
Enhorabuena por tu maravilloso relato, Sotirios.
Me inclino a pensar que tu historia nos lleva a otras galaxias, y me alegro de que allende la Vía Láctea sean beligerantes con los individuos de la calaña del protagonista.
Saludos
Paloma Hidalgo
Hola Ana, Susana, papá y Paloma:
gracias a todos por regalarme un comentario. Son muy interesantes vuestras opiniones.
Ana, eres una persona muy natural y sincera. Yo creo que alguien que se dedica a este tipo de hobbies es alguien culto, mujer, no te hagas la modesta. Al leer tu comentario, me vino a la cabeza que en occidente creemos que la gente más mayor es más sabia porque tienen más experiencia, pero los indios lo ven como una evolución de los chakras de la persona. No sé, por si quieres leer sobre el tema.
Sobre el asunto de que los escritores son idealizados por el público es cierta. Para no decepcionar, los escritores siempre se sacan su mejor foto para la portada. Jeje (yo haré lo mismo si un día toca, pero va a ser que da igual, ya que no soy nada fotogénica.) Claro, es que al leer una historia maravillosa, el lector cree que el autor es el no va más. Como yo con Arthur Golden.
Susana, gracias por decirme que has imaginado lo que expresaba. Me sirve tu comentario para mejorar.
Papá, me alegro que te parezca bueno.
¡Hola, Paloma! Pues sí que esa clase de personas dan dolores de cabeza, pero son inofensivas. Mira qué monada es la fábula de Narciso.
Gracias, un placer leer vuestras opiniones,
Anais
El relato lleva tu sello personal, tienes un estilo muy definido. Me ha gustado mucho Anais; el hombre obsesionado con la perfección ha encontrado un cruel destino.
Un abrazo.
Ana, me gustan tus impresiones y veo que sobre Anais compartimos opinión. Su blog es uno de los pocos que he visitado, hay algo en ella especial que no deja indiferente.
Besos a repartir.
Inés, lo mismo te digo. Incluso más te diría por gustar me gustaría y creo que nos gustaría leer los blogs de todas las personas que escriben aquí y lo tienen. Pero no lo hago, principalmente por falta de tiempo. No quiero tener una sobresaturación. El día tiene 24 horas para todo lo que una deba hacer, incluso podemos caer en la adicción.
Bueno, un beso para ti y Anais.
Tanto buscar la mujer perfecta para terminar convirtiéndose en una presa fácil.
Quien se obsesiona con la perfección no puede tener un buen final.
Me ha gustado tu relato Anais es muy original.
Suerte en el concurso, un saludo.
Ana, me gusta que te consideras una persona media normal cuando en realidad por la cosas que dices eres una sabelotodo. A ver si lo adivinas qué tiene en común Alejandro, Sotirios, Ana.
Pues tienen el culo pelado como los monos de vivir tanto. Por favor no dices más que porque tienes una edad no te hace más sabia, sabes perfectamente que no es verdad. Platón decía viajar y leer es el fuente de la sabiduría. Un fuerte abrazo amiga, Sotirios.
Pobre Epi, primero la medusa, ahora que se peló. En fin … :_(
Hola Anais.
Un imbécil de ese calibre se merecía un encuentro como el que tuvo.
Me enganchó con el título y aunque el humor es más soterrado de lo que esperaba, no me ha soltado l aintriga hast ale final. Suerte.
l aintriga hast ale final.
Pablo, igila lo que escribes, que te «catalogo» en mi diccionario de errores 🙂
l aintriga hast ale final.
Yo también igilaré. (Ya tengo otro)
Saludos.
Hola Antonia
Las prisas y lo de no revisar mis comentarios crean estos palabros tan feos, tienes razón.
Ya me «igilo hast ale final»
Ay, que «igili que estoy»
Gracias por avisar.
Anais, mucho gusto en conocerte, siento que tengas un padre como el que tienes que habla de mí sin conocerme y habla de culos pelados y de cosas horrorosas.
Tu cuento lo había dejado de lado, porque al leerlo me recordó una mala experiencia que tuve con una espina, pero en una segunda revisión reconozco que está bastante bien.
Un beso y no hagas caso de esos jóvenes alocados que reparten infundios sobre mí.
Otro beso
Gracias Inés, José Angel, Antonia, Alejandro y sobre todo Ana, que ha destripado el texto hasta dejarme callada (creo que no hace falta que hable más sobre la moraleja del cuento):
Ante todo, me he quedado muy sorprendida de que tantas personas que escriben tan bien no sólo se han molestado en leer mi micro, si no que me han dejado unos comentarios tan acertados, tan profundos, que no creo que me merezca.
Me han llegado, de verdad. Si se da la casualidad de que me muero mañana, estaré feliz, pues mi meta siempre ha sido crear una historia con palabras escritas que llegue al corazón del lector. Y este humilde micro de menos de doscientas palabras lo ha conseguido.
Sobre el contenido de mi cuento, voy a decir que no hay que obsesionarse con los cánones estéticos. Estos siempre están cambiando: si en la Edad Media se llevaba el modelo de mujer regordeta, ahora se llevan las chicas Barbies.
Claro, eso en occidente: en Mauritania las madres presionan con palos los pies de sus hijas para obligarlas a comer de manera excesiva. Allí, cuanto más gorda es la esposa, más grande es el corazón del marido, y se lo toman muy en serio.
Como habéis notado, aquí no ha entrado nadie que no sea sabio, al fin y al cabo somos escritores, por ende, nos fijamos más en el mundo, tanto en los valores como en sus detalles, por eso los comentarios giran en contra de la mortal obsesión del protagonista. Estoy con vosotros.
Un abrazo a todos, habéis sido infinitamente amables,
Anais
Pablo, gracias por tu inteligente comentario:
como la otra vez, me has dejado un detalle del escrito. Gracias por decirme que mantengo la intriga, me sirve mucho para mejorar.
No te he podido escribir mucho en estas líneas, pero en serio que me has ayudado,
un cordial saludo,
Anais