AGO156. INSTINTO DE SUPERVIVENCIA, de Mercedes Marín del Valle
Si no me apresuro jamás llegaré a tiempo, pero soy puntillosa rayando en lo obsesivo y esta labor tiene que estar perfecta.
Felices en su reunión de agosto , los insectos comentaban sus peripecias veraniegas, aún les quedaban dos días de protagonismo.
Cuando la araña llegó con su recién terminada labor encontró un espectáculo más que atractivo para sus mandíbulas carnívoras.
Las mantis esperaban coquetas una nueva victima con la que perpetuar su especie.
Los mosquitos trompeteaban nostálgicas melodías al borde del lago.
Mariquitas y zapateros comparaban el color y el brillo de su exoesqueleto.
Los escarabajos peloteros medían sus fuerzas con los ciervos volantes.
Las mariposas exhibían su colorido provocando el suspiro de las cucarachas.
Las libélulas jugaban a ser helicópteros privados para las hormigas.
Insectos palo e insectos hoja apostaban por la calidad de su camuflaje.
Ajenos a la trampa letal los insectos se despedían del verano.
No había acabado de extender su artesanía cuando un pequeño grillo se acercó a ella y le agradeció anticipadamente que hubiera traído aquellas bonitas hamacas.
Contra todo pronóstico a la araña le enterneció la inocencia de la pequeña chicharra, pero el instinto de supervivencia pudo más. Su vida pendía del hilo.
Bonito relato, me ha gustado como has descrito el ardid de la araña para atrapar a los insectos, suerte.
Saludos.
Bueno, está en la naturaleza de cada cual ser como uno es, sin embargo la crueldad no es animal sino humana: los humanos se deshumanizan, pero los hipopótamos no se deshipopotamizan.
Muy agradable la lectura.
Un saludo
Juan M
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Buen coro de personajes y acciones.
La última línea cierra lo que era evidente pero lo reivindica con fuerza.
el instinto de supervivencia pudo más.
Suerte.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Mercedes, ameno y simpaticome lleva a las lecturas infantiles que tanto gustan a los niños y los dejan con la boca abierta; suerte y saludos.
Muchas gracias. Suerte a vosotros también y feliz vuelta al cole…
Tiene miga lo de la supervivencia. En el reino animal supone un equilibrio necesario. Pero extrapolado al humano pierde su valor y dan ganas de llorar. O que pare el tren y yo me bajo.
Un abrazo.
A lo mejor es que, extrapolado a lo humano no se trata de supervivencia sino de «intereses», egoísmo puro y duro. No hay más.
Otro abrazo y no te bajes del tren, habrá que reconducirlo mejor que bajarse.
Arañas como tu protagonista creo que todos conocemos alguna. Me gusta la ironía que yo, al menos, aprecio en tu relato.
Saludos y suerte.