AGO166. CAUTIVA EN LA COCA COLA, de Juana Mª Igarreta Egúzquiza
No sé el tiempo que llevo encerrada entre las pegajosas paredes de esta botella de Coca Cola.
Ahí afuera están ellos. Él se llama César. A ella no la conozco. Llevan largo rato sentados, en silencio, mirándome fijamente sin apenas cambiar de postura. Cualquiera diría que soy lo más interesante que han visto desde hace mucho tiempo. Pero no saben el riesgo que corren teniéndome tan cerca.
La única esperanza de alcanzar mi objetivo está en el cielo. Ese cielo que por momentos se va cuajando de plomizas nubes, augurando tormenta. Igual que aquella tarde y en esta misma terraza, César y yo, entre risas y miradas llenas de complicidad, jugábamos con una pequeña abeja cautiva en una botella de Coca Cola. Justo habían comenzado a caer las primeras gotas de lluvia y a sonar los primeros truenos, cuando un rayo impactó sobre mí fulminándome, al mismo tiempo que hacía estallar la botella de Coca Cola. Lo que nadie sabe es que mi espíritu tomó cuerpo en aquella pequeña abeja y en ella vivo desde entonces. Y aquí estoy, esperando que un nuevo rayo alcance a Cesar e impacte en la botella de Coca Cola uniendo nuestros espíritus para siempre.
Bueno, qué inquietante. El punto de vista del bicho me ha gustado, y también su deseo de fusión espiritual con su César dentro de una botella…de Cocacola.
Muy bueno y muy innovador.
Un saludo
Juan M
Interesante punto de vista sobre la reencarnación. Si existe espero volver a la vida en el cuerpo de otro bicho menos molesto. 🙂
Genial tu relato, Juana. Me ha encantado. Suerte y beso.
Juana Mª, una idea original sobre la reencarnacion en el siglo veintiuno. Suerte y saludos
Juaana de rayo en rayo y no me callo, este insecto tuyo tiene para largo.
Un abrazo y suerte
Mil gracias a todos por vuestros comentarios. El tema de los insectos se me hacía un poco engorroso, pero una tarde que estábamos sentados en una terraza, una abeja entró en mi botella de Coca Cola y me inspiró este relato. Se me olvidó pedirle el correo a la abeja por si le tengo que dar las gracias… Es broma. Saludos