AGO30. AZUL, de Òscar Pareja Bañón
Salto y el mar me engulle con su frágil fuerza. Mi vida ya no me pertenece. Es de la gravedad. Arriba todo sigue su curso- el sol, los pasajeros en su ruta, el crucero dividiendo el mar con su cortante espuma-. Abro los ojos cuando hace tiempo que sólo me envuelve el silencio. Veo un fino rayo de luz que me indica de dónde vengo. Debajo la oscuridad de azul marino me sonríe, acogiéndome como nadie lo había hecho hasta entonces. Y me dejo seducir por ella. Siento la presión del recuerdo sobre mi muñón. Añoro la mano ausente, como la vida que voy perdiendo conforme me adentro en el profundo y frío fondo marino. Cómo pude pasar de temible capitán de barco a un simple pasajero más. Sin respuesta, la sombra de Peter Pan vuela en el azul casi negro que me envuelve. Tal vez, nunca debí abandonar Nunca Jamás. Ni intentar saber qué había más allá de aquel lugar. Pero quise conocerlo y aquí estoy, hundiéndome en la profundidad marina, donde las luces son peces de colores tan frágiles como las lágrimas que surgían de mis ojos, antes de reflejar el vacío y mi final.
Al final garfio no es tan duro y tiene su corazoncito. Me ha gustado mucho, suerte.
Gracias por las palabras, Nuria. Todos tenemos nuestro corazón y estoy seguro que Garfio, también lo tenía. Sólo había que encontrarlo.
Oscar, nunca pensé que me iba a dar pena el capitán con lo malo que era.
Un abrazo
Tal y como le he dicho a Nuria, Garfio tenía un corazón que había que encontrarlo. Su maldad tenía que tener un lugar donde guarecerse, cuando dejaba de ser malo. Encantado que te dijera algo.
Muy bien hallada la costura que no supo coser JM Barrie. Suerte.
Y añado, por cierto, que esa suspensión en la gravedad, hipnotiza.
Gracias por tus palabras y comentarios.