AGO58. EL CADÁVER, de Rakel Ugarriza Lacalle
Llevo ya mucho tiempo contemplando el cadáver. Me resulta fascinante el desfile de insectos que se afanan en llegar hasta aquí para obtener algo de alimento. Los hay de todos los tamaños y colores, a muchos ni siquiera los había visto antes. Algunos, no conformes con llevarse un pedacito de carne, han instalado aquí mismo su nido. Cualquier hueco es válido: hay una familia entera de larvas en una de las cuencas oculares; una especie de mariposa duerme en una fosa nasal y los oídos son un frenético ir y venir de hormigas y gusanos. De vez en cuando intento asustarlos para que dejen el cuerpo en paz, pero estos monstruos nada entienden sobre el respeto a los muertos. Además, son demasiados. Cada vez más.
La espera se está alargando mucho. No he visto a nadie por aquí desde el accidente. Tal vez no hayan pasado sólo días, puede que se trate de meses, a juzgar por el aspecto del cuerpo. Cuando uno muere el tiempo no se calcula de igual manera. Ojalá puedan encontrar pronto mi cadáver, antes de que ya no quede ni un triste hueso que enterrar.
Un relato con muy buen ritmo narrativo y con buenas descripciones. Difícil llevar la historia por lo que encierra. Lo has conseguido, así que felicidades.Abrazo y suerte.
Me encanta cómo describes la fascinación de tu protagonista por ese mundo de carne putrefacta que logra atraernos a nosotros también como lectores. Se lee con ese morbo difícil de definir y además tiene un final inesperado. Me gusta mucho el resultado.
Saludos y mucha suerte para este mes.
Enhorabuena por tu micro. Leyéndolo me recuerda a CSI y a Greasson.Un abrazo. Gloría
Describes lo que en realidad pasa con el cuerpo muerto. Como el comentario anterior muy del CSI.
Suerte
¡Qué lástima!. Este pobre hombre no llegó a ver la luz. Ya lo que faltaba además de muerto tiene que intentar defender sus restos, eso si que es no descansar ni muerto.
Felicidades, y lo dicho suerte.
Bien descrito, una vez muertos no somos más que cualquier otro cadáver de animal.
Enhorabuena y abrazos
Interesante visión y nunca mejor dicho de la muerte. Desde el alma narradora que abandona el cuerpo pero no descansa hasta su cristiana sepultura. Las larvas y huevas en un cadáver dan muchísima información a los forenses, un tema atrayente.
Un abrazo.
Buen relato, realista contando las vicisitudes de un cadáver.
Felicidades.
Hola,Rakel, hace días que leí tu relato y entonces no lo comenté. Pero fíjate que lo tengo visualizado en mi memoria y es uno de los relatos que se me han quedado grabados. Y tengo escasa memoria, osea que doble mérito. Muy difícil meterse en la piel de un cadáver y tú lo has conseguido. Además no da grima y su alma, que es el narrador, parece tranquila y eso hace más original el relato. Enhorabuena y suerte.