AGO61. AZUL…MARINO, de Teresa Oteo
El azul marino guio mi vida.
Nací niño, en aquella época no se hacían ecografías y mi madre no lo supo hasta el momento del parto; pero ya tenía un cuco esperándome de color azul…marino.
Mi primer uniforme del colegio: pantalón gris y jersey azul…marino.
Aquel abrigo de los domingos con el que me llevaban a misa era también azul…marino.
En mi primera comunión fui de almirante: pantalón blanco y chaqueta azul…marino; el libro de escolaridad del instituto, la rebeca de aquella chica que conocí un verano en Fuengirola y la toga que llevé el día de mi graduación en la universidad, todo azul…marino.
El vestido que llevaba mi suegra el día de mi boda: azul…marino y el traje con el que enterramos a mi padre, el mejor que tenía era azul, azul…marino.
Aquel coche adelantando en prohibido que me sacó de la carretera y acabó con mi vida; apenas alcancé a distinguir el color pero era también azul, azul…marino.
Por fin… un fundido en negro. O quizá sea… azul, azul…marino.
Y toda su vida, hasta el mismo final estuvo signada por el azul marino.
Excelente relato Teresa.
Un abrazo.
Así es,las cosas, en este caso un color, que parecen perseguirte durante toda tu vida y que aparecen en todos tus recuerdos.
Muchas gracias, Sindel.
Besos
Y ya que estás allí, dime: ¿es de verdad azul el cielo?.
Un abrazo, mejor dicho, ¿quieres que te rece una oración?.
Fuera de bromas, es muy bueno tu relato.
El color del cielo será el que llevamos dentro cada uno, supongo, una vez muertos más bien será bastante oscuro, casi negro; la oración déjalo mejor un comentario divertido.
Muchas gracias.
Por cierto, por lo que he oído contar a mi padre sí que debemos de tener alguna rama del árbol genealógico por aquella zona.
Besos
Pues Oteo está en el valle de Arana (Campezo), no lejos de la frontera con Navarra en la espectacular sierra de Urbasa. Te recomiendo una visita si no has estado ya.
Saludos
No lo conozco, pero iré.
Muchas gracias
Besos
Por cierto, soy aficionado a la geneaología y mi mujer tiene un ancestro procedente de Apellaniz (Álava), nacido hacia 1620 de nombre «Francisco Oteo, Suso». (a veces las partidas bautismales lo escriben como «Otheo»)
Saludos
Teresa: Una hermosa metáfora sobre el sino, pintada del color que se replica una y otra vez como una mancha de la que puede escaparse. Muy bella la ironía con la que se cierra el relato. Gustavo
Así es ese azul marino recurrente a lo largo de la vida que parece perseguirnos.
Me alegra que te haya gustado.
Un beso.
Tere
Teresa, me gustó que, después de una vida entera dominada de un obsesivo azúl marino, que le parecía impuesto del exterior, en la muerte aquel azúl marino está preferido al negro de la nada, se transforma en una aspiración interior.
Un abrazo.
Es cierto, parece que ya le es necesario.
Muchas gracias por tu comentario, Nicoleta.
Un beso
Tere
Ese recurrente azul, que finalmente oscureció todo, vivir la vida en un solo color…
Excelente y debo decir también como siempre nos acostumbras a buenas historias
En un solo color y muy oscuro, una pena, con lo alegre que vivirla en colores.
Muchas gracias, Luis.
Un beso
Gracias por tu comentario, la muerte forma parte de la vida por eso está bastante presente en mis relatos.
Besos.
Tere
Teresa, desde mi color favorito ha sido el azul pero quizás después de leer tu relato tendré que pensarmelo pues en el se convierte en una maldición.
No esperaba un final asi, enhorabuena.
Saludos y suerte
A mí también me gusta mucho el color azul y me encanta el mar, aunque enn este relato se convierte en un poco bastante obsesivo, es cierto.
Muchas gracias y suerte a ti también.
Un beso