AGO82. RETRATO DE UN MOMENTO, de Irena Luna
El salón está a oscuras. En la calle, el sol vespertino de julio es implacable. Andrea parece una estatua de sombra sentada en el sofá: inerte, abismada en su vacío azul acerado y profundo.
La falta de Catalina le duele. Echa de menos sus alegres recibimientos al llegar a casa, sus miradas comprensivas, su cuerpo suave acomodado en su regazo.
Ella le procuraba la compañía afectuosa que su único hijo Lorenzo, al que tuvo que sacar adelante sola y como pudo, no supo o no quiso ofrecerle; quizá por ello su muerte le afligió menos. Incluso, si ha de ser sincera consigo misma, la deseó a veces.
Lorenzo solo tuvo para ella rechazo, silencios, gestos displicentes… Jamás le gritó. Golpes no le propinó nunca: “Pegar a una madre -decía- es de descastados”. Únicamente Catalina, la perra, recibió algún que otro revés, de los que ella, reconoce con vergüenza, en ocasiones sintió envidia.
Me ha gustado el relato porque describe a una Andrea solitaria y con necesidad de afecto, por otro lado su sinceridad al decir que deseaba la muerte de su hijo, por ultimo su masoquismo felicidades y suerte
Muchas gracias, Sandra. Me alegra que te haya gustado el relato. Has captado muy bien los sentimientos de Andrea y me gusta que hayas reparado en la sinceridad consigo misma, pues, a veces, nos cuesta mucho ser honestos/as con nosotros/as.
Pobre Andrea, sólo Catalina, la perra, la amaba de verdad. Qué dolor que una madre llegue a desear la muerte de su propio hijo, y cuánta necesidad de afecto que hasta envidiaba el maltrato de la perra, como si ella no recibiera ni eso, nada más que indiferencia. Me ha dejado una sensación angustiosa. Uf, qué bien relatado Irena.
Suerte.
Muchas gracias, Yashira por tu análisis. Estoy contigo en que es muy doloroso que una madre llegue a desear la muerte de un hijo.
En ocasiones, las relaciones íntimas son muy destructivas y la indiferencia contribuye a ello.
Intenso retrato de un momento que narra miles.
Enhorabuena y suerte.
Yolanda, lo que sucede en la interioridad de las casas y de los corazones puede ser muy intenso.
Ana, ¡menudo dramón la película que describes!
Pienso que cuando los sentimientos no se exteriorizan se enquistan y perjudican seriamente la salud (propia y ajena) y las relaciones. Ahora bien, es importante manifestarlos de modo saludable, sino puede resultar también muy dañino.
Muchas gracias a las dos por leer y comentar. Y saludos para ambas.