85. Agua de limón
Pegado al cristal de mi ventana curiosea la estancia un frondoso limonero. Con el sol más intenso la inunda de un alegre color amarillo. Sus frutos semejan ojos de algún dios vigía, brillan como si estuviesen barnizados y cada uno de ellos me muestra el reflejo de lo que observan. En los claroscuros del día saltan desde los huecos de las hojas sombras que invaden mi aposento, lo curiosean todo, bailan sobre mi cama y acaban transformándose en formas que me divierte adivinar.
Mamá deja todas las mañanas una jarra llena de agua de limón con unas ramitas de romero. Me siento incapaz de beberlo, ¿cómo voy a beberme el jugo de tan brillantes luceros? Tengo que decirle que si no me trae solamente agua dejaré de beber, habrá bronca, pero no seré el culpable de su oscuridad total.
Hoy a media noche, he visto sentada sobre una rama a una niña blanca como la luna y con cabellos que parecen rayos de luz, es hermosa. Hizo señas para que saliese a jugar; iré, ya estoy harto de entretenerme solo en esta cama.
“Mamá, entre limones te espero, te quiero”, le he dejado escrito en una nota a mamá.
Hola, Maite, tu texto me parece precioso, con imágenes nítidas y poco rebuscadas y engrandeciéndolo con ese aire poético con el que envuelves, con sutil·»refinamiento», su misterio. Enhorabuena. Bicos y suerte.
Precioso relato, Maite. Ya la primera frase es una de esas que me hubiese gustado escribir, y el resto del párrafo, que incluye hermosas figuras, nos muestra el protagonismo de ese limonero en la vida del niño. No sabemos qué lo retiene en la cama, pero está muy buena la magia con la que, a medianoche, lo liberas de su dorada prisión.
Enhorabuena, Maite. Como siempre es un placer leerte.
Bicos.
Gracias por comentar, Jorge, y creo que tú seguro que también escribes frases bonitas, me ha encantado que me lo digas. Un bico.
Gracias, Jesús, creo que es mejor tu comentario que el relato,pero ten por seguro que me ha calado y me alegra que te haya gustado. Un bico
Ese limonero, desde el principio, era mucho más que un simple árbol frutal; un elemento integrado en lo cotidiano, pero con características que lo acercan a lo trascendente, a lo divino. Nadie sabía verlo salvo el niño protagonista, predestinado a responder a su llamada. Podría tratare de un pequeño con alguna enfermedad o discapacidad que lo imposibilita salir de la cama, siendo el árbol su liberación, simbolizada en la llamada de esa niña, que por fin logra que pueda salir a jugar como los demás, solo que en su caso, sin retorno entre los vivos.
Una relato imaginativo, de evasión, escrito con sensibilidad y lirismo.
Un abrazo y suerte, Maite
Muchísimas gracias, tus comentarios son siempre una gozada y dan en el clavo, siempre aciertas. Un beso grande.
Relato con prosa muy poética y que alberga sensibilidades y algo de magia misteriosa. Me ha gustado. Suerte Maite, besos.
Gracias, Pablo. Me alegra tu comentario. Un beso.