Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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51. Ajustes

Hace cuatro años, Himawari dejó el paquete de dorayakis en el suelo para ajustarse su haori, y pidió a las demás que hicieran lo propio con los suyos, dignidad siempre, antes de entrar a entregarse por los pequeños hurtos que acababan de cometer. Misae, con la esperanza de no tener que preocuparse por las facturas en doce maravillosos meses, se había decantado por cinco sobres de furikake. Una botella de desinfectante fue la elección de Keiko para garantizarse durante un año tres comidas saludables y equilibradas al día. Daiki, que tras enviudar y ser desahuciada necesitaba algo más estable, se adueñó de una botellita de un sake de marca, y amenazó, palillos en ristre, al dependiente del supermercado que miraba atónito cómo abandonaban el establecimiento sin pagar. Hoy, todavía en prisión gracias a esa digna apariencia de banda organizada, se reunirán en el patio, discretamente, para recordarlo. Y emocionadas, se ajustarán, como entonces el haori, las chaquetas de ese uniforme carcelario que aún disfrutarán durante bastante tiempo.

9 Responses

    1. Paloma Hidalgo

      Gracias, Antonio, al parecer, algunos ancianos encuentran solución a sus problemas así, delinquiendo para que sea el sistema el que les socorra ante su falta de recursos. Era una cosa de hombres, pero ya no solo…
      Un abrazo al comentarista

  1. Ángel Saiz Mora

    No fue casualidad que estas mujeres niponas robasen, necesitaban el amparo del Estado para tener alojamiento y manutención, al menos durante un tiempo. El que fuesen, en apariencia, una banda organizada, seguro que fue un agravante, algo que conocían de antemano en una sociedad con todo muy medido, pero puede que no tan perfecta cuando existen ciudadanos que han de buscar estos «ajustes» y triquiñuelas para sobrevivir a sus estrecheces.
    Algunos nombres de los personajes me han recordado los de series de dibujos animados que veía con mis hijos hace años: Doraemon y Shin Chan.
    Original propuesta, Paloma
    Un abrazo y suerte

  2. Paloma Hidalgo

    Cuánto tiempo sin leerte, Ángel, básicamente porque llevo mucho sin participar, y qué bien sigue sentando hacerlo. Los nombres, chico listo, están escogidos de esas series con las que yo también he pasado buenos ratos con mis hijos, hace cuatro días como quien dice.
    Un abrazo agradecido.

  3. Izaskun

    ¡Paloma! Como siempre un relato estupendo que profundiza en la desprotección que sufren las ancianas. Lo has situado en Oriente, pero mucho me temo que dentro de nuestras fronteras esto es algo que empieza a convertirse en una idea repetida y largamente pensada. Casa, amparo, comida y cama. Hasta compañía para socializar. Qué pena y qué duro, pero muy real. Mucha suerte.

  4. Pablo Núñez

    Paloma, ¡cómo me gustan tus relatos! Una historia que se lee del tirón situada en un país oriental y que, además de tener una riqueza literaria sublime, deja un mensaje social muy potente. El de esas personas que se sienten más seguras en la prisión que en la sociedad que las maltrata.
    Me ha encantado.
    Un besote.

    1. Paloma Hidalgo

      Gracias por leer y comentar Izaskun. Por desgracia, no son casos aislados, es un problema que viene de largo. Al menos para estas cuatro, y aunque sea en la ficción, un simple gesto , ese ajuste en busca de la buena imagen, les va a suponer un extra de tranquilidad en una época tan vulnerable como la vejez. Muchas gracias por compartir tus palabras.
      Otro besote de vuelta

    2. Paloma Hidalgo

      Pablo, veo que sigues comentando con esa amabilidad exquisita que te caracteriza. Qué gratificante volver a leerte.
      Muchas gracias l
      Un abrazo

  5. Rosalía Guerrero

    Paloma, es genial como nos metes dentro de la historia con los nombres de las protagonistas y los productos robados (alguno he tenido que googlear).
    Yo también había oído historias de ancianos nipones como la que cuentas, pero qué duda cabe que las ancianas estarán en una situación todavía más vulnerable. Gracias por visibilizarlas.
    Un abrazo y suerte.

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